El oleoducto Vaca Muerta Sur promete ser una de las obras más grande de infraestructura energética. Shell y Chevron confirmaron el martes que se sumarán al proyecto como accionistas. Ambas ya se habían comprometido a trasladar su petróleo por ese ducto, pero ahora dieron un paso más.

El proyecto promete una inversión de u$s 3000 millones y el consorcio que lo comanda -encabezado por YPF- espera la aprobación del Régimen de Grandes Inversiones (RIGI). Aunque en el Gobierno deslizan que esa luz verde se dará pronto, todavía no le estamparon el sello de "aprobado".

El oleoducto se extenderá por 437 kilómetros hacia una terminas de carga en Punta Colorada, Río Negro. La intención de YPF y sus socios es que se encuentre listo hacia el "cuarto trimestre de 2026". En Río Negro se habló de una sobretasa a esa operación (del 1% sobre el total del petróleo transportado), algo que generó ruido en la industria.

El plan del oleoducto es transportar hasta 550.000 barriles de petróleos diarios, y hay una posibilidad de incrementar ese volumen a 700.000 barriles.

Aparte de YPF, en Vaca Muerta Sur ya son accionistas Pan American Energy, Vista y Pampa. Ahora se sumaron Chevron y Shell. Pluspetrol también se comprometió a usar ese ducto, peor aún no es dueño del emprendimiento.

Argentina viene de una balanza comercial energética superavitaria récord, y las proyecciones son alentadoras hacia adelante. El objetivo del Gobierno es que la industria energética despache entre u$s 15.000 millones y u$s 20.000 millones entre petróleo y gas hacia 2027. Las ampliaciones de la capacidad de transporte son claves para alcanzar esas metas.