Faltaban 15 minutos para las 4 de la mañana cuando Cristina Fernández de Kirchner subió al escenario del búnker de Unidad Ciudadana. En una virtual cadena nacional, con hasta canales de aire trasmitiendo en vivo un discurso a un horario impensado durante su presidencia, la postulante a senadora bramó: "Hemos ganado la elección". Ironía para regodeo del antikirchnerismo: El 0,01% de diferencia, luego de una épica remontada, con su contrincante de Cambiemos, Esteban Bullrich, cuando comenzó a hablar, terminó ampliándose al final.
El agónico descuento en la madrugada, posterior al festejo del presidente Mauricio Macri, que terminó en un escrutinio con empate técnico, motivó ayer una denuncia pública del cristinismo contra el Gobierno por la carga de los datos en el Correo. En conferencia de prensa en el Instituto Patria, el radical K Leopoldo Moreau, apuntó por la tarde: "No vamos a denunciar fraude. Sólo reclamamos que se conozca el resultado de esas 1500 mesas que quedaron afuera del escrutinio provisorio porque estamos convencidos de que ese resultado es la verdad de la elección".
Como contracara del reconocimiento de la derrota legislativa de Néstor Kirchner en 2009 frente a Francisco De Narváez, la ex Presidenta insistirá en su probable pírrica victoria en el recuento definitivo que hará la Justicia Electoral. Reafirmando su monólogo en el búnker, emitió un comunicado ayer apelando a la estrategia de mostrar a la Casa Rosada como derrotada: "El Gobierno planteó un plebiscito sobre el ajuste, y lo perdió: dos de cada tres argentinos les han dicho que no".
Cuando las encuestas le prometían una victoria de al menos 2 puntos, con bocas de urna el domingo aún más auspiciosas, el cristinismo no se quedó con un sabor amargo gracias al gol de último minuto, adjudicado a una pésima estrategia oficial. Con el currículum vitae de la ex mandataria, la performance no sería buena (similar a la de Aníbal Fernández en 2015, la peor elección del PJ en su bastión). Sin embargo, está quien mira el vaso medio lleno, incluyendo a la propia Cristina Kirchner: se encargó de recordar que la debutante UC, sin el sello peronista que ostentó el Frente para la Victoria desde 2005 al arrebatárselo al duhaldismo, en poco tiempo logró construir "un espacio político para articular una sólida mayoría alternativa".
La ucronía en el randazzismo fue moneda corriente ayer, imaginando que la PASO que no fue podría haber llegado al 40% entre lo obtenido por ella y su ex ministro, si bien en política no corre la matemática de 2 + 2: "El peronismo se potenció con las primarias, en Santa Fe con (Agustín) Rossi y en Capital con (Daniel) Filmus". Lo mismo se verifica en los municipios bonaerenses en los que UC tuvo más de una lista. Pero no recordaron que el propio Florencio Randazzo rechazó la invitación a sumarse en el reencuentro antes del cierre de listas.
Lejos de admitir el "techo" que le adjudican sus críticos (propios y ajenos) por su mala imagen, Cristina hizo un llamado para seguir polarizando con miras a las generales de octubre: "A todos los ciudadanos que no están de acuerdo con este ajuste insensible". Como "Jefa de la Tercera Sección", sus blancos serán los peronistas de Sergio Massa y Randazzo. Las encuestas ahora la acompañan menos: según un trabajo de Synopsis pre-13A, ante este escenario 1País retendría a 38 de 100 votantes; unos 30 irían a Cambiemos y apenas 10 a UC. El resto, los indecisos que volverán a ser clave.