Corredores y patios vacíos, funcionarios y empleados relajados, con algo más de tiempo para leer o analizar algunos temas, para tomar un café sin que se enfríe o un mate cocido. Ese es el panorama de la Casa Rosada en los últimos días. Cristina Fernández de Kirchner cumple "disciplinada" los diez días de reposo recetados por sus médicos tras la semana de internación afectada por una sigmoiditis y diverticulitis. "Ella se cuida", aseguran los que más la frecuentan y que esta vez la han visto pocas veces. De hecho llama poco aunque "sigue teniendo ella los hilos y pidiendo información sobre algunos temas de gestión a cada ministro". Le responden a lo que pide, pero no la llaman si ella no toma la iniciativa, aseguran. Quien más cerca está es su hermana, Giselle Fernández, que además es médica.
Mientras tanto, a la Presidenta la reemplazan en los actos y anuncios que tenía previstos tanto el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, como los ministros con Julio De Vido a la cabeza. "Lo que se canceló se canceló" dicen y descartan que alguna actividad sea reprogramada, excepto el encuentro con su par chilena Michelle Bachelet con quien iba a conmemorar el Acuerdo de Paz entre ambos países. El evento aún no tiene fecha. Sí el regreso de la Presidenta que aseguró que el 20 de noviembre estará de vuelta y en actividad, a pleno, prometen.
Insisten en Presidencia que Cristina Fernández está bien, suponen que más delgada porque no la han visto desde que dejó el sanatorio Otamendi con dieta obligada y estricta. Por el tono de su voz y por lo que la conocen intuyen que está cansada de descansar. "Y... está como puede estar una persona como ella que tiene que bajar toda actividad", admiten en Gobierno a sabiendas de la premura que suele manifestar para consultarlos sobre sus respectivos temas.
Desde Olivos, Cristina ya avisó al ministro de Economía Axel Kicillof y al canciller Héctor Timerman que tendrán que reemplazarla en el G-20 el 15 y 16 de noviembre en Brisbane, Australia. Y a Oscar Parrilli, secretario general, que mantenga su plan de vuelos para diciembre. De hecho es por eso que quiere estar recuperada y cumple a rajatabla las indicaciones médicas: el 5 del próximo mes desea estar en Quito donde encabezará la inauguración del nuevo edificio de la Secretaría General de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) que llevará (nada menos) que el nombre de Néstor Kirchner quien fuera el primer secretario del grupo y falleciera sin completar su mandato. Construido a pocos metros de la línea equinoccial y del monumento a la Mitad del Mundo en Quito, el edificio de 19.523 metros cuadrados demandó por lo menos una inversión de u$s 40 millones.
La idea es que además se reúnan los presidentes de los países miembros y que tras la cumbre Cristina parta a Guadalajara, México, donde cerrará la Feria del Libro ya que Argentina es el país invitado de honor. La intensa gira culminará en Veracruz, con su participación en la XXIV Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno el 8 y 9 de diciembre. Eso sí, aseguran que Cristina no irá nuevamente al Vaticano como citaban algunas versiones incluso aseguran que nunca estuvo en sus planes sino que dispondrá la puesta en escena de la Misa Criolla de Ariel Ramírez en la Basílica de San Pedro tal como se montó el 25 de mayo último, cuando la Presidenta devolvió el Tedeum a la Catedral Metropolitana. El Papa Francisco se lo pidió y ella dispuso todo para repetir aquella puesta en escena.