Así como Mauricio Macri convocó a todos los gobernadores a un almuerzo en la Quinta de Olivos, la gobernadores bonaerense María Eugenia Vidal invitó a los intendentes de los 135 distritos a un cónclave en La Plata el miércoles a las 15 horas. La semana pasada, el ministro de Gobierno provincial, Federico Salvai, había prometido que el Ejecutivo organizará un encuentro con los jefes comunales "para hablar sobre los problemas puntuales de cada municipio". En otras palabras, más allá del gesto político, luego de que la administración de Cambiemos denunciara números rojos de la gestión sciolista, imaginan una situación similar en ciertas intendencias, que ya enviaron mensajes de SOS.

El estado de las arcas municipales no sólo es un dolor de cabeza que estén deslizando los referentes del PRO que ganaron en octubre territorios peronistas, como Martín Yeza en Pinamar. También la herencia pesa sobre los nuevos del Frente para la Victoria que se impusieron a históricos, como Juan Zavaleta en el ex Hurlingham del massista Luis Acuña, que reniega de los recursos; o Gustavo Menéndez que quebró la racha de 24 años de Raúl Othacehé en Merlo. "Es la primera reunión", se atajan en La Plata para no despertar demasiadas expectativas.

Sin distinguir color, según fuentes de la gobernación, Vidal a los 64 intendentes de Cambiemos y a los 57 del FpV. También a la decena de territorios massistas. Al igual que la de Macri del sábado, la foto conjunta promete ser impactante, como un primer paso, más allá de que los jefes comunales se lleven más promesas que respuestas.

Desde el FpV, en cambio, no estaba claro ayer quiénes habían sido invitados. Algunos creían que Vidal los recibiría por bandería política. Ocurre que el justicialismo bonaerense, que comanda el matancero Fernando Espinoza, le había solicitado a la gobernadora una "audiencia urgente" ocho días antes de que asumiera. "El PJ quiere ofrecer su disponibilidad para el trabajo en conjunto para garantizar la gobernabilidad de la provincia", se ofreció con una solapada advertencia para que nos los dejen afuera.

El 2016 no encontrará unidos a los 57 intendentes peronistas. Mientras en el orden nacional aún se mantienen (en imagen) Cristina Kirchner y Scioli como representantes, con un Macri confrontando únicamente con su antecesora, el FpV bonaerense hoy por hoy se divide en tres grupos. Por un lado, los cristinistas, que se referencian con la ex Presidenta, como los reelectos Patricio Mussi (Berazategui) y Jorge Ferraresi (Avellaneda), entre otros. También se suma el flamante jefe comunal de Moreno, el camporista Walter Festa.

En segundo lugar, el PJ clásico, más inclinado a Scioli, si bien le reclaman autocrítica, en especial por su nula defensa en el armado de las listas que despojó a los intendentes de peso legislativo por referentes del camporismo. Pero también tiene sus líneas internas: Espinoza, que controlará el partido hasta diciembre de 2016, hace equilibrio y pobló el gabinete de La Matanza de su sucesora, Verónica Magario, con ex desempleados del kirchnerismo (nacionales y sciolistas), incluido él mismo, se enfrenta al histórico Julio Pereyra (Florencio Varela) con su Federación Argentina de Municipios, por las responsabilidades de la derrota. El lobo solitario, por ahora, Alejandro Granados (ex ministro naranja que volvió a Ezeiza) no dudó en cortarse: "No tengo nada que ver con el FpV", dijo, cuando tuvo mucho que ver.

En tercer lugar, con llamados cotidianos y sintonía por un "peronismo institucional" (ni con Scioli ni con CFK), están "los nuevos" que se unen a los "no tan viejos" como un peronismo emergente: Zavaleta, Menéndez y Leonardo Nardini (Malvinas Argentinas) se mueven junto a Martín Insaurralde (Lomas de Zamora), Gabriel Katopodis (San Martín) y Fernando Gray (Esteban Echeverría), entre otros. Para muestra un botón: fueron juntos a la presentación del gabinete de Vidal.