Fueron la columna vertebral del Seleccionado en el Mundial de Brasil pero parecía impensable que volvieran a jugar juntos. Ahora, tras una de las tantas pruebas de Jorge Sampaoli, Mascherano y Biglia volverán a juntarse en el debut con Islandia, del próximo sábado en el estadio del Spartak Moscú.
Esa es la última novedad en el predio del Centro de Entrenamiento de Bronnitsy, donde Sampaoli delinea el equipo para el debut. El de Casilda considera que los islandeses no van a salir a atacar a Argentina y por ello trabaja en la idea de romper por los costados, pero también experimenta con la pelota parada, sobre todo en defensa, porque ese es uno de los fuertes del rival del debut cuando de atacar se trata.
De esta manera, el laboratorio ya empezó a probar el producto de tantos estudios y a los ingresos de Eduardo Salvio como lateral por derecha en lugar del más defensivo Gabriel Mercado y el de Sergio Agüero por Nicolás Higuaín, en estas horas y en función de lo anterior, le agregó en la mitad de la cancha el acceso de Lucas Biglia por Giovani Lo Celso, algo que ya empezó a practicarse con intermitencias ayer y se incrementó hoy.
Esto tiene que ver con la necesidad de darle equilibrio a la media cancha y no abandonar a un Mascherano ya de 34 años (los cumplió el viernes pasado) batallando solo en la transición argentina. Es que la idea del "Zurdo" de Casilda pasa por lanzar constantemente al ataque a los laterales Salvio y Nicolás Tagliafico, y que Maximiliano Meza y Ángel Di María se adelanten a ellos por ambos lados, dejando para la última instancia del ataque al "Kun" Agüero más la magia de Lionel Messi.
De esta manera, el mentado dibujo 2-3-3-2 anunciado por Sampaoli en su última conferencia en Argentina tendrá en Meza al punto de adaptación para que en determinadas circunstancias se vuelva un 4-4-2.
La decisión busca darle equilibrio a la media cancha y no abandonar a un Mascherano ya de 34 años (los cumplió el viernes pasado) batallando solo en la transición argentina.
Así las cosas, para el primer sistema los elegidos por el técnico incluyen a Nicolás Otamendi como primer marcador central y a Marcos Rojo como segundo (un derecho y un zurdo como mandan los libros de la defensa), con Salvio, Mascherano y Tagliafico para la primera línea de tres, y Meza, Biglia y Ángel Dí María para la segunda, instalándose por delante de todos ellos Messi y Agüero. Wilfredo Caballero sigue firme en el arco.
Y cuando haya que marcar equilibrio y recurra al 4-4-2, Argentina tendrá a Salvio, Otamendi, Rojo y Tagliafico en el fondo; Meza, Biglia, Mascherano y Di María, con la dupla que hasta comparte habitación en la concentración de Bronnitsy, Messi y Agüero, allá arriba.
En busca del equilibrio
Pero lo novedoso de este planteo es que como ante España, en la goleada 1-6, estarán juntos Biglia y Mascherano, pese a la lesión en la parrila costal derecha del primero y el almanaque que cada vez le pesa más al otro. Sampaoli apuesta al equilibrio y la experiencia en la media cancha, algo difícil de encontrar y necesario de tener cuando de debutar en un Mundial se trata. Y en ambas circunstancias los antecedentes favorecen a estos dos gladiadores de un equipo que los tuvo como destacados en la anterior edición ecuménica.
No habrá entonces espacio para la juventud veinteañera de Lo Celso en el debut, sino para los treintañeros Mascherano y Bliglia, también compañeros de habitación en Bronnitsy ahora y en cada oportunidad en que fueron convocados a la selección desde antes de que Alejandro Sabella fuera el técnico de la selección.
Sampaoli apuesta al equilibrio y la experiencia en la media cancha de Mascherano y Biglia.
El entrenador argentino parece tener bastante clara esa situación y los trabajos de este martes se repitieron respecto de los de ayer por la tarde, con 10 jugadores por un lado y otros nueve por el otro, con los tres arqueros incluidos y Éver Banega siempre a un costado con una simbólica pechera roja, haciendo trabajos diferenciados.
Al final del camino que marca el principio del Mundial entonces, los históricos vuelven al ruedo conformando antiguas sociedades que el tiempo quiere oxidar pero el fútbol se lo impide. Si finalmente esos engranajes harán funcionar mejor a la máquina, tan eficientemente como antaño, se empezará a ver a partir del sábado.