La muerte del profesor británico Stephen William Hawking (1942-2018), ocurrida el miércoles pasado, se enmarca en la historia de la ciencia astrofísica, por cuyo ingenio se lo ubica en el mayor rango de excelencia, como el sucesor del gran físico alemán Albert Einstein (1879-1955). A los 21 años, los médicos le diagnosticaron esclerosis lateral amiotrófica (ELA), enfermedad degenerativa e incurable que lo forzó a vivir en una silla de ruedas y a comunicarse a través de un sintetizador de voz y años más tarde, sólo con sus cejas.

Por entonces le dieron dos años de vida. En los Juegos Paralímpicos de Londres 2012, jugó un papel preponderante, al ser el encargado de abrir la ceremonia inaugural con un discurso: "Vivimos en un universo gobernado por leyes racionales que podemos descubrir y entender. Miremos arriba hacia las estrellas y no abajo hacia nuestros pies. Tratad de darle sentido a lo que veis y preguntaos qué hace que el universo exista. Sed curiosos", arengó Hawking, bajo una imponente luna.

El estadio de Stratford estuvo colmado con 62.000 espectadores que durante dos horas vieron desfilar a los atletas entre los que había antiguos deportistas paralímpicos, soldados heridos, niños de los diferentes barrios y unos 4000 voluntarios. "El reciente descubrimiento de lo que parece el Bosón de Higgs es un triunfo del esfuerzo humano y de la cooperación internacional. Cambiará nuestra percepción del mundo y tiene el potencial de brindarnos una completa teoría del todo", había dicho Hawking sobre sus logros científicos.

Y en esa ocasión les recordó a los deportistas que "también los Juegos Paralímpicos transforman la visión del mundo. Todos somos diferentes. No hay nada parecido a un ser humano estándar o típico. Pero compartimos el mismo espíritu humano. Lo importante es que tenemos la capacidad de crear. Esta creatividad adopta muchas formas. Siempre hay algo que puedes hacer, en lo que puedes triunfar. Los Juegos proporcionan a los deportistas una oportunidad de superarse, de sobresalir en lo suyo. Celebremos juntos la excelencia, la amistad y el respeto. Buena suerte a todos", concluyó.

El autor de "Breve historia del tiempo: del Big Bang a los agujeros negros" (1988), según publica el portal Iusport.com, ya en Barcelona 1992 había dejado un mensaje grabado en video en la inauguración de los Juegos: "Es hora de que consigamos el mismo respeto por las necesidades de las personas con discapacidades".

Tras su fallecimiento, el brasileño Andrew Parsons, presidente del Comité Paralímpico Internacional (CPI), se lamentó desde PieongChang (Corea del Sur), sede de la edición 2018 de los Juegos Paralímpicos: "Un hombre extraordinario y pionero para todas las personas con discapacidad en el mundo. Estaremos eternamente agradecidos por su participación en los Juegos Paralímpicos de Londres 2012 por sus palabras de la ceremonia de apertura que fueron verdaderamente mágicas. Aunque no era un atleta paralímpico, Hawking hizo justamente eso, encontrar soluciones innovadoras para superar su discapacidad y continuar su trabajo innovador como físico líder mundial".

Los primeros Juegos Paralímpicos se realizaron en el verano de 1960 en Roma. Pero antes, en los Olímpicos de Londres en 1948, hubo un acto dedicado a los discapacitados británicos bautizado como Juegos Internacionales de Silla de Ruedas 1948 (Stoke Mandeville en Aylesbure-Inglaterra). Esos juegos ideados por el Dr. Ludwig "Poppa" Guttman, médico neurólogo, buscaban que los discapacitados accedieran a una gran cita deportiva mundial.

Los primeros competidores (14 hombres y 2 mujeres) participaron de un concurso de arquería en silla de ruedas. En 1952 se volvieron a repetir en Holanda, ambas ediciones dedicadas a los veteranos de guerra de la II Guerra Mundial.

En 1956, una "declaración de intenciones" que recuerda el sitio web de Mandeville Legacy decía: "El propósito de los Juegos Stoke Mandeville es unir a los hombres y mujeres con parálisis de todas partes del mundo en un movimiento deportivo internacional y tu espíritu verdadero del deporte dará esperanza e inspiración a miles de personas con parálisis".

Hawking es un fiel ejemplo de superación de la adversidad que debería servir como modelo de inspiración a los líderes políticos del siglo XXI. Su inteligencia extraordinaria lo llevó a impulsar el deporte entre quienes silenciosamente, día a día, libran su batalla vivencial contra los obstáculos físicos y mentales.

Una frase sintetiza su lucha: "He vivido con la perspectiva de una muerte prematura durante los últimos 49 años. No le temo a la muerte, pero no tengo prisa por morir. Es mucho lo que tengo que hacer antes. Para mí, el cerebro es como un ordenador que dejará de funcionar cuando fallen sus componentes".