Mientras en el mundo la discusión por la "guerra arancelaria" gana terreno, la Argentina se encuentra ante una serie de potenciales acontecimientos transformadores en materia comercial internacional sobre los que no se suele depositar la relevancia adecuada. Y al decir transformadores no incurro en exageraciones. Por un lado, en el Mercosur, habían finalizado hace algunos meses las negociaciones para la celebración de un tratado de libre comercio con la Unión Europea. Y ahora, sobre aquello, el presidente de Brasil Lula da Silva ha señalado: "Firmaré el acuerdo Mercosur-Unión Europea durante mi mandato como presidente de Mercosur". Estamos ante un potencial espacio comercial que abarcaría una población de más de 770 millones de personas y un PIB conjunto de alrededor de 19 billones de euros, según datos de ambas regiones. Y ante la oportunidad de crear la mayor zona geográfica de comercio liberado del planeta y de acrecentar vínculos económicos significativos para Argentina (que en el primer semestre de 2025 exportó a la Unión Europea 3.550 millones de dólares, un 9% del total, las importaciones fueron de USD 5.193 millones, un 14% del total). Por el otro, también en el marco del Mercosur, se hizo saber que han finalizado las negociaciones para a firma de untratado de libre comercio con la región europea del EFTA (lo que conformaría un pacto comercial que abarcará 300 millones de personas y 4,3 billones de dólares de PBI). Y, en simultáneo, y si bien no hay información oficial disponible, ha trascendido recientemente que Argentina está avanzando en negociaciones para un acuerdo comercial (que no sería un tratado de libre comercio sino un pacto de cierta inferior jerarquía jurídica y que no abarcaría todo el nomenclador arancelario -sino un porcentaje relevante del mismo-) con los Estados Unidos. En el primer semestre de 2025 Argentina tuvo en EEUU el segundo mayor destino de susexportaciones, exportándole al gigante del norte 3.414 millones de dólares (8,5% del total), mientras importó desde allí 3.303 millones de dólares (8,9% del total). Lo referido (tres negociaciones por separado) puede estar encaminando a Argentina a un cambio sustancial en materia de relacionamiento internacional. Se trata de negociaciones con gigantes económicos. Nuca hubo tanto en juego en negociaciones de tal calibre. Es cierto que el mundo se encuentra en pleno proceso de rediscusión de tipo de vinculo comercial entre países (con creciente influencia de la geopolítica, alta injerencia de cuestiones internas en las políticas exteriores, un nuevo mapa comercial global y una lamentable pérdida de relevancia de las instituciones multilaterales), pero también es cierto que, en materia de relaciones económicas internacionales, Argentina (representa 0,3% del comercio internacional planetario total) debe recuperar terreno. Efectivamente, nuestro país ha sido poco activo en el proceso de celebración de acuerdos de integración comercial y apertura reciproca en el pasado reciente (hay en el mundo ya 374 tratados comerciales regionales vigentes, según la Organización Mundial de Comercio y ellos son hoy los principales sostenes del comercio global, que en un 70% del su total mundial, se produce entre quienes han reducido a 0% sus aranceles en frontera). La relevancia de lo expuesto está en que Argentina ha sido una de las economías más cerradas del planeta, porque no se ha dado instituciones que favorezcan el comercio internacional. Según el Banco Mundial, en 2024 Argentina fue uno de los 10 países con menor relación entre el comercio internacional total (bienes y servicios; exportaciones e importaciones) y el PBI: el ratio es solo el 28%, mientras en Latinoamérica ese ratio es de 49% y en el mundo todo es de 57%. Como consecuencia, (según estimaciones privadas) las empresas que exportan más de 1.000 millones de dólares anuales en nuestro país no superan las 15 y las que exportan más de 100 millones no llegan a 70; lo que hace que contemos con un total de empresas exportadoras inferior al de las economías relevantes de nuestra región (tenemos unas 9.000 en Argentina mientras en México superan las 30.0000 y en Brasil las 22.000). Considérese además que nuestro número de empresas exportadoras se ha reducido desde unas 14.000 hace 20 años. Lo que se conjuga con que, adicionalmente, cotejando internacionalmente, las comparaciones muestran que de las 1000 mayores multilatinas solo 6 son argentinas. Pues ahora, en momentos en que en el mundo se cuestionan los vínculos comerciales entre varios países, Argentina tiene la oportunidad de recuperar terreno. Argentina se encuentra, hoy, en medio de un proceso de cambio que incluye estabilización macroeconómica, ordenamiento fiscal y cuasifiscal, neoregulación para la actividad económica y una gradual apertura internacional. Y, para la inserción externa, además de lo que se ha efectuado ya (eliminación de restricciones al comercio, normalización del sistema cambiario, desregulación, etc), la celebración de acuerdos comerciales con terceros mercados es crítico. La mayoría del comercio internacional en el mundo ocurre dentro de los pactos de apertura reciproca y -ante la conflictiva realidad global de estos meses en la materia- el nuevo escenario mundial acrecienta la importancia de esos acuerdos. Así, estas nuevas oportunidades que aparecen pueden cambiar la matriz de relacionamiento económico exterior e inserción internacional argentina. Estamos ante una hora crítica.