"El primero que ordene su interna y arme un mensaje puede ganar la elección", le dijo a El Cronista uno de los pocos dirigentes territoriales que hace tres meses insistía que no había manera de que ganara La Libertad Avanza la elección desdoblada de la Provincia de Buenos Aires.

La afirmación es precisa. Ninguno de los espacios mayoritarios tiene sus problemas internos resueltos y las facturas entre sí se acumulan día tras día. Máximo Kirchner y La Cámpora le reprochan a Axel Kicillof aún el sistema de elección que privilegió para estas elecciones legislativas y ya le endilgan que, si no sacan más de diecisiete diputados nacionales, que es lo que hubieran conseguido con los resultados del 7 de Septiembre, "es igual a una derrota".

La charla entre Axel Kicillof y Cristina Fernández de Kirchner aún no se dio y esto también pone nerviosos a actuales aliados del hijo de los dos presidentes en el territorio bonaerense que ya están cansados de poner cara de comprender lo que pasa cuando están en San José 1111. Hasta Wado De Pedro está más tiempo en Mercedes que en la casa donde cumple su condena la ex presidenta.

"Si Javier Milei aterriza en Ezeiza y nada cambia, listo. No hay manera de seguir colaborando", dijo un gobernador que no quiere terminar de romper. Otro ex cambiemista coincidió con esa mirada y agregó: "Lo tiene que llamar a Mauricio (Macri) y listo. El tipo le mandó un mensaje directo los otros días ("Hace un año que no hablamos") pero no veo que tenga en claro qué es lo que debe hacer. Siguen sin entender lo que está pasando y encima ahora vienen creyendo que Donald Trump los va a salvar".

La bronca de Macri es comprensible. Él fue presidente, siempre fue jefe, y sabe que cuando uno no llama es porque no le interesa o, cruelmente, quiere destratar al que espera la comunicación. En esos términos, lo que observa el ex presidente es que le siguen faltando el respeto.

La preocupación por la campaña libertaria es permanente. Hasta quienes quieren que le vaya bien a Milei se sorprenden por el nivel de internismo, la mala relación con quienes quieren ayudarlo y, fundamentalmente, el poder que tiene su hermana Karina. "Pero son unos locos los que siguen tirándola a la hoguera desde el propio gobierno... Saben que ella es quien sostiene emocionalmente a Javier y sin embargo la quieren echar... Si se va ella, se van todos", reflexionó una de las fuentes que más trata de unir las partes.

La lógica de la construcción de la alianza La Libertad Avanza con el PRO fue al inicio casi natural, porque los dos sectores comprendían que tenían un electorado común. Pero eso duró hasta poco después de "la reunión de Acasusso" en la que Mauricio Macri fue a ayudar a Milei para el ballotage. Quienes se quedaron como parte del gobierno fue la dupla presidencial de Juntos por el Cambio, Patricia Bullrich y Luis Petri. El ex presidente de la Nación se quedó afuera, inclusive, cuando fue invitado a Tucumán para firmar el Pacto de Mayo.

Desde el inicio mismo de la gestión libertaria lo único que se notó era que pretendían someter al macrismo. Para eso tuvo la ayuda imprescindible de quienes primero se pintaron de violeta y los "negociadores" dispuestos por Macri. Cristian Ritondo llevó la voz cantante, acompañado con sus propios contactos por Diego Santilli y Guillermo Montenegro.

Hoy la relación de los miembros más amables del PRO con el gobierno con el resto del macrismo está casi rota.Los pases de factura son constantes y muchas veces evitan realizar reuniones para no herir más los vínculos. Hay que ver algunos chats para graficar cómo y de qué manera ahora se dicen las cosas. Lo que expresó el ex presidente de la Nación en su reunión con los candidatos de su partido, algunos aliados y otros no de La Libertad Avanza fue lapidario. "Seamos opositores responsables".

Esa ruptura quedó expuesta en la última sesión de la Cámara de Diputados en la que, exaltados, Cristian Ritondo y Alejandro Finnochiaro le reprochaban a Silvia Lospenato haber votado en contra de los vetos dispuestos por Javier Milei. Sin embargo, quien más enojada está es María Eugenia Vidal, ya muy distanciada de su ex ministro de Seguridad, antiguo armador político.

Las relaciones tampoco quedaron bien en la retaguardia cercana a Patricia Bullrich. Sus integrantes más importantes, los intendentes Ramón Lanús y Diego Valenzuela, empiezan a divisar que nadie protege a nadie en el interior de la alianza libertaria y por eso no llamó la atención que el propio intendente de San Isidro haya realizado un asado de catarsis con muchos de sus amigos para debatir qué pasará con todo el espacio en el futuro inmediato.

A pesar de estas crisis en todos los espacios que componen el oficialismo nacional, la elección puede significar un repunte luego del paupérrimo resultado de septiembre pasado. Por ejemplo, en la Provincia de Buenos Aires, es muy factible que la elección termine siendo mucho más pareja que la vista en este territorio.

Primero, La Libertad Avanza puede conseguir más votantes porque unos quince intendentes que trabajaron en otras fuerzas como Hechos o Somos Buenos Aires, de origen PRO o Radical, es decir, el viejo Cambiemos, ahora no estarán. Salvo que se produzca un "milagro" y María Eugenia Tallerico sorprenda, mayoritariamente los votantes que antes fueron guiados por los jefes comunales ahora irán directo a votar "en contra del kirchenrismo".

A su vez el "kirchnerismo", con un Kicillof siempre radicalizado y en combate, ahora por la supuesta responsabilidad porteña en la instalación de una banda narco en la Villa 1-11-14, no tendrá el mini ejército que transportó a un 3% de los votantes hasta las urnas en la mayoría de las comunas por ellos administrados. En síntesis, la mayoría de los nuevos electores irán a votar furiosamente contra el "riesgo kuka", aunque los motivos por los cuales ganó Fuerza Patria no desaparecieron del horizonte próximo de octubre.