Albert Einstein, con probada sabiduría sostenía que si se buscan resultados distintos, no se debe hacer siempre lo mismo. Todo el segundo gobierno de Cristina Fernández de Kirchner la economía argentina padecerá el cepo cambiario, necesario para sostener el evidente atraso del tipo de cambio oficial. Además, con la modificación de la Carta Orgánica del Banco Central, la política fiscal y monetaria fue, es y será en el próximo año hiper expansiva. Los resultados económicos de este accionar fueron contundentes, por un lado la inflación se consolidó en registros sumamente altos y por el otro se frenó el crecimiento económico. Este fenómeno conocido como estanflación se degeneró en 2014, el estancamiento mutó por recesión (mayor al 2% real anual) y la inflación subió otro escalón, situándose la nominalidad entre el 35 y el 40% anual. Para el próximo año la inflación será similar, producto de una cuantiosa emisión monetaria proyectada hacia el sector público, a lo que hay que adicionarle el notable exceso de pesos que hoy ya tiene nuestra economía. Tampoco se evitará la recesión económica, ya que el cepo con atraso cambiario castiga a las exportaciones netas y a la inversión, en tanto que el deterioro de las variables sociales (el empleo, los salarios, la pobreza y la indigencia) perjudica la evolución del consumo privado. El mismo Einstein, perdiendo la paciencia, afirmaba que locura es hacer la misma cosa una y otra vez esperando obtener diferentes resultados.

Lamentablemente para la Argentina, la estanflación es la característica económica del segundo mandato de CFK y 2015 será muy parecido a 2014, con ambas variables degeneradas: la actividad económica en recesión y la elevada inflación un peldaño más arriba.Reflexiones sobre el mercado de cambiosEl gobierno en general y el Banco Central en particular lograron fuertes reducciones de precios de los dólares alternativos al oficial, desde principios de octubre a la fecha. ¿Significa esto que las autoridades económicas pueden manejar la cotización del dólar no oficial? Primero, el gobierno puede intervenir tanto sobre el dólar liqui, como sobre el dólar bolsa, hasta hacerlos desaparecer si hiciera falta. Segundo, habrá una insana migración desde los legales dólares liqui y bolsa hacia el informal dólar blue; el que también puede ser controlado por los funcionarios económicos, aunque no por mucho tiempo. Luego, es de esperar que el dólar blue, a lo largo de 2015, tenga una evolución en línea con el financiamiento monetario al sector público, con la calidad de las reservas internacionales, con la relación pesos/dólares que tenga la economía y con el nivel real de la tasa de interés para los ahorristas. En el mejor de los casos, el dólar blue tendrá un recorrido parecido a la inflación y la brecha cambiaria actual (entre el 55 y 60%) es más piso que techo.

Teniendo en cuenta que el gobierno de CFK transita su último año, otra variable relevante es el tipo de cambio oficial. Está claro que la intención de las autoridades económicas es no sólo evitar devaluación alguna, repasando el comportamiento de los últimos 60 días pretendería un deslizamiento del precio del dólar inferior al 10% anual. Un pequeño paréntesis; con la intención sola no alcanza, fue el gobierno de CFK el que devaluó nuestra moneda en enero del año actual, cuando ella misma había negado esa posibilidad. Y si pensamos que porque falta poco el gobierno puede consolidar y fortalecer el atraso cambiario, basta con remontarnos al Plan Primavera de 1988 y su fracaso posterior a pocos meses de la elección presidencial. De todos modos, en esta oportunidad la situación es mucho más parecida a 1999 que a 1989. El ya importante atraso cambiario podría ser profundizado a través del endeudamiento, previo acuerdo con los holdouts. Ahora bien, no sería para nada gratuito atrasar aún más el tipo de cambio oficial. Al endeudamiento destinado a perjudicar la competitividad del tipo de cambio real, habría que agregar el deterioro (tanto en cantidad, como en calidad) de las reservas internacionales. Además, un ajuste cambiario menor al 10% anual destruiría contablemente el Patrimonio del BCRA. Un Banco Central quebrado y con pérdidas anuales, aún contables. Por último, el potencial capricho del atraso cambiario profundizaría el cepo a los dólares comerciales y maximizaría el regalo de los dólares ahorro.Las tareas del año 2016Seguramente, el nuevo gobierno deberá hacer lo que la gestión actual no supo. La corrección de la política monetaria y fiscal, eliminando el sesgo hiper expansivo de hoy por un accionar mucho más prudente, es indispensable. La prioridad pasa por atacar la elevada y creciente inflación que impide crecimiento económico alguno.

Inexorablemente, el gobierno electo tendrá que mostrar lo que hasta ahora no se quiso. Es imprescindible disponer del verdadero estado de situación económica y social. Un diagnóstico y accionar preciso requiere de la correcta medición de la inflación, del crecimiento, del empleo/desempleo y de la pobreza e indigencia.

Finalmente, el atraso cambiario de hoy tal vez se incremente, en cuyo caso el sinceramiento debería ser mayor. En 2016, el endeudamiento será el edulcorante del inevitable reacomodamiento macroeconómico que requiere nuestro país.