

Hasta hace un par de semanas nadie dudada que los bonos del canje bajo ley local en dólares no estaban alcanzados por las medidas del juez Griesa. El propio juez se ocupó de aclararlo expresamente a Citibank (representado por la prestigiosa firma Davis Polk donde Griesa trabajó hace décadas) en la audiencia pasada. Incluso lo habíamos planteado en forma teórica en una columna hace un año.
Pero Euroclear, cometiendo un grave error táctico, decidió no procesar el pago de esos bonos que recibió de Citibank y pidió expresas instrucciones al juez, luego de recibir una carta de Elliott intimándolo a cumplir con el artículo 65 del código procesal de Nueva York (que prohibe a terceros auxiliar a una parte en la violación de una orden judicial). Euroclear podría ser responsable extra contractualmente por daños y perjuicios por esa suspensión y por las consecuencias que podría tener.
A Elliott se le prendió la lamparita y pidió a Griesa que reconsidere su decisión de excluir a esos bonos. En la audiencia de ayer argumentó que esos bonos fueron emitidos en los canjes de 2005 y 2010, están alcanzados por las órdenes del tribunal y no deberían pagarse.
Los bonos bajo ley local no tienen un plazo de gracia de 30 días como lo tienen los bonos bajo ley de Nueva York y del Reino Unido. El cupón venció el 30 de junio pasado y los bonistas extranjeros no cobraron.
Un grupo de tenedores con 25% de cualquier serie de bonos Discount o par bajo ley de Nueva York o del Reino Unido podría considerar que ese incumplimiento es también un incumplimiento de sus bonos bajo la cláusula 4.1 (iii) de su contrato indenture, llamado incumplimiento cruzado y pedir en forma inmediata la caducidad de todos los plazos (acceleration) sin tener que esperar hasta el 30 de julio a un eventual default de los bonos bajo ley internacional. Los vencimientos del 2038 se transformarían en deuda exigible en forma inmediata.
El rumor de mercado es que tenedores de bonos Par piensan pedir la caducidad de plazos ya que tienen una cotización de alrededor de 50 centavos por dólar y, con un default, podrían volver a valer 30 a 35 centavos. El 25% de esa serie vale hoy menos de u$s 700 millones, un monto rápidamente alcanzable entre pocos fondos grandes. Hay también una gran discusión sobre sus efectos prácticos. Quizá tengan mucho más por perder que por ganar ya que sin las medidas cautelares del pari passu difícilmente cobren.
Argentina podría haber argumentado que los bonos bajo ley local son deuda doméstica en moneda extranjera y por lo tanto está expresamente excluida tanto del pari passu como del incumplimiento cruzado. También podría haber dicho que los pagos al tenedor registrado en CRYL (la agencia de clearing de bonos públicos del Banco Central) son definitivos porque son recibidos por el acreedor en forma directa en Argentina y que cualquier pago al exterior es a subcuentas de beneficiarios que tienen una relación indirecta con ese tenedor registral en Argentina. En definitiva que Griesa sólo estaría cortando la cadena de pagos entre los acreedores.
El próximo paso, eventualmente, podría ser extender los efectos del pari passu a bonos locales en dólares emitidos fuera del canje, en la medida que no hayan sido colocados enteramente en la República Argentina, como los bonos colocados a Repsol.
El problema es que si el efecto del pari passu alcanza a más bonos un default selectivo no lo sería tanto.
Las partes deberían sentarse con el special master el mediador designado por el juez Griesa todos los días si hace falta hasta fin de mes, si ambas quieren evitar un default.
NML no cobra con un default. Argentina no le gana a nadie con un default. Todavía hay soluciones posibles, dentro y fuera de los tribunales, ante Griesa y la Cámara de Apelaciones.
Mientras tanto esperemos que no siga llegando más sangre al río.













