Para la inmensa mayoría de los argentinos los actos que viene realizando el terrorismo islámico en todo el mundo, son lejanos y ajenos, pese a los atentados sangrientos sufridos por la Embajada de Israel en Buenos Aires y la sede de la AMIA, ocurridos en la década del 90.

Para la mayoría de nuestros ciudadanos el conflicto en el Medio Oriente, es un conflicto que no nos pertenece, ni a la Argentina ni a Latinoamérica, ya que ellas se encuentran fuera del radio geográfico e histórico. No obstante como ya expresara Samuel Huntington, el Choque de civilizaciones envuelve cada vez más a todas las regiones y naciones, más allá de la lejanía.

La diferencia de este atentado contra la revista francesa Charlie Hebdo es que se ha realizado contra un medio de prensa, asesinando a cuatro destacados dibujantes, agregando al hecho mortuorio, un ataque a la libertad de prensa, base fundamental de los sistemas democráticos, modificando sustancialmente la percepción que tenían las sociedades occidentales sobre un actor que hace años viene destruyendo y operando en forma brutal en diversas regiones y naciones, no solamente en Medio Oriente.

Este atentado también demostró la diferencia entre las fuerzas de seguridad francesas y las argentinas. Las primeras en menos de 48 horas acabaron con los asesinos; en cambio en el caso del atentado a la AMIA, las nuestras no supieron (o no quisieron) detener a nadie y a 20 años se sigue sin saber quiénes fueron los autores materiales, ni los que planearon el atentado.

Se acusó a funcionarios iraníes y a la organización política libanesa Hezbolá, sin lograr el mínimo resultado, ni el mínimo apoyo de los países de Occidente (ni de Israel) en esa búsqueda y se terminó en un lamentable acuerdo con el país persa, que después de firmado no se cumplió sin dar explicación alguna.

Si bien de acuerdo a las informaciones de las agencias de inteligencia francesas los atacantes de Charlie Hebdo (y de la posterior toma de rehenes en una carnicería kosher de París) no han podido identificar con seguridad, como pertenecientes a Al Qaeda o al ISIS.

Si bien ambos pertenecen al fundamentalismo terrorista sunnita, muy posiblemente eran hombres lobos , ciudadanos franceses nacidos y educados en Francia y convertidos al fundamentalismo terrorista islámico que cometen crímenes aprovechando su nacionalidad y conocimiento de la ciudad donde actúan..

Es importante recordar que el ISIS y Al Qaeda además de realizar atentados en diferentes ámbitos geográficos se encuentran enfrentados a los gobiernos Alawuita de Siria y Chiita de Irán, en una guerra civil que se extiende por los territorios de Irak y de Siria,

Este atentado, repudiable como todos los actos terroristas, alcanzó más gran difusión internacional y fue cubierto por parte de todos los medios de prensa, otorgándole una visibilidad incomparable al haberse realizado en París, corazón de occidente y disimulando la falta de presencia de Jefes de Estado de América ( no solamente de Latinoamérica), demostrando que todavía quedan heridas en los Estados Unidos por la falta de apoyo francés y alemán en el Consejo de Seguridad de la ONU para legitimar la guerra impulsada por el presidente Bush contra Irak en el año 2003, después del ataque a la Twin Towers de Nueva York.

Por su parte el gobierno argentino no supo muy bien cómo actuar, por un lado fue obediente y se alineó con los países latinoamericanos y Estados Unidos en bajarle el perfil multinacional a la marcha parisina no enviando a ninguna figura importante (aunque sabemos que escasean).

Por otro lado no realizó una defensa concreta a la libertad de prensa, como valor universal atacado por el terrorismo. Obviamente ello es la consecuencia de que la libertad de prensa no ha sido uno de las banderas políticas que defendió el kirchnerismo durante estos últimos 11 años.

Todo se resumió a un escueto comunicado de prensa de la Cancillería y una escala de Timerman que a su regreso de China, se detuvo a firmar el libro de condolencias en París.

En ese marco Argentina, que independientemente de lo que piense o desee este gobierno pertenece al campo occidental, por su cultura, su idioma, su religión mayoritaria y por las ideas políticas de nuestros padres fundadores, de nuestro pueblo y de la gran mayoría de nuestros dirigentes, debe necesariamente saber que tarde o temprano deberá tomar partido de esta llamada declaración de Guerra, según las palabras del sociólogo Alain Touraine.

El gobierno que asumirá en diciembre deberá tenerlo en cuenta.