Y por el capitalismo neoliberal, ¿cómo andamos?

La victoria del capitalismo neoliberal no ha sido dulce para la mayor parte del mundo.

Es frecuente que la respuesta a quienes critican la lógica del libre-mercado irrestricto es hacer referencia en la mala situación económica que están las poblaciones de países que han pasado por gobiernos de “izquierda – designados como “socialismo , “comunismo o, simplemente, “populismo – como Cuba o Venezuela. Aceptado el argumento que “las soluciones de izquierda no sirven , igualmente es interesante indagar: ¿y por el capitalismo neoliberal cómo andamos?

“El hambre en el mundo continúa en aumento, alcanzando 821 millones en 2017 -una de cada nueve personas-, a la vez que se observan progresos limitados en la lucha contra otras formas de malnutrición acaba de informar recientemente Naciones Unidas en su publicación El Estado de la Seguridad Alimentaria y la Nutrición, y agrega “El hambre ha aumentado en los últimos tres años, volviendo a los niveles de hace una década , destacándose que está empeorando en África y América del Sur, aunque las cifras en Asia siguen elevadas.   

Estos datos no deben sorprender. Son coherentes con muchos otros que normalmente se difunden sobre pobreza y concentración de riqueza en el mundo. Esto afecta a todos a los países y todas las regiones del mundo. Y viene agravándose en las últimas décadas. Desde que cayó la Unión Soviética en 1991, países que no han adoptado el sistema capitalista de libre-mercado son pocos y de escaso peso en el producto mundial. Así, es un retrato de un mundo capitalista neoliberal.

Claro, está el caso extraño de China que se define mediante conceptos propios singulares y políticamente es conducido por su Partido Comunista. Sin embargo, China viene abriendo su economía, ingresó a la Organización Mundial del Comercio (ONG) y está incorporándose, a su ritmo y estilo, cada vez más al mercado mundial – aunque no sea del modo que agrade al presidente de EE.UU, Donald Trump.

Pero, por otro lado, China viene siendo la economía que más creció en los últimos años – arrancado de niveles muy bajos de riqueza. Su éxito no formaría parte de la aplicación de capitalismo neoliberal dado que ha mantenido una fuerte presencia del estado controlando su evolución económica.

La victoria del capitalismo neoliberal no ha sido dulce para la mayor parte del mundo. El Informe de Riqueza Global del Instituto de Investigación del Credit Suisse (Global Wealth Report, Credit Suisse Research Institute – CSRI) en noviembre pasado señaló que la riqueza mundial había crecido 27% desde 2007, siendo que entre 2016-17 lo hizo al mayor ritmo desde 2012. No sólo eso, la riqueza global se expandió más que la población mundial por lo que la riqueza per cápita llegó al récord de US$ 56,540. Más de la mitad de esa expansión, se informa, se generó en Estados Unidos, a pesar de la gran crisis recesiva de 2008.

Estos datos de mayor riqueza mundial no impidieron que la mayor parte de las personas empeorara su nivel de riqueza en términos relativos. Desde inicio de siglo, la cantidad de millonarios en el mundo creció 170% ubicándose en 36 millones. Las primeras ocho personas más ricas del mundo poseen tanta riqueza como la mitad de la población mundial más pobre.

En 2000, el 1% más rico poseía 45.5% de la riqueza mundial; en 2017, pasó a tener 50.1%. En 2009, se calcula que había 793 bimillonarios que vieron crecer su riqueza anualmente hasta 2016 en 11%. Esto se debe a que, por ejemplo, 82% de los ingresos generados en 2017 fue a parar en el 1% más rico del mundo.

La confederación internacional Oxfam, creada en Gran Bretaña en 1942 y conformada por 17 ONGs que combate la pobreza en 90 países, en su informe de 2015 Riqueza: tenerlo todo y querer más asevera:

La riqueza mundial se concentra cada vez más en manos de una pequeña élite. Esta élite rica ha creado y mantenido su vasta fortuna gracias a las actividades que desarrollan por defender sus intereses en un puñado de sectores económicos importantes, como el financiero y el farmacéutico y de atención sanitaria. Las empresas de estos sectores destinan millones de dólares cada año a actividades de lobby dirigidas a favorecer un entorno normativo que proteja y fortalezca aún más sus intereses. La mayoría de las actividades de lobby que se llevan a cabo en Estados Unidos trata de influir sobre cuestiones presupuestarias y fiscales, es decir, sobre recursos públicos que deberían orientarse a beneficiar al conjunto de la ciudadanía, en lugar de reflejar los intereses de los poderosos lobistas.

De esta manera, “la riqueza de las 80 personas más ricas del mundo se ha duplicado en términos nominales entre 2009 y 2014, mientras que en 2014 la riqueza en manos del 50% más pobre de la población se ha reducido con respecto a 2009 .  La riqueza per cápita de la elite global opulenta era de US$2.7 millones en 2014, señala Oxfam agregando que “del 52% restante de la riqueza mundial, la mayor parte (el 46%) está en manos del 20% más rico. El 80% restante de la población comparte tan solo el 5,5% de la riqueza mundial . Su directora ejecutiva, Winnie Byanyima, en 2015 preguntaba:

"¿De verdad queremos vivir en un mundo en el que solo un 1% de la población posea tanta riqueza como el resto de nosotros? La magnitud de la desigualdad a nivel global es impactante y, a pesar de todos los problemas que dominan la agenda internacional, debemos tener en cuenta que la brecha entre ricos y pobres se está acrecentando a gran velocidad".

Mark Goldring, jefe ejecutivo de Oxfam, afirma que a pesar de que la organización presenta estos datos en el Foro Económico Mundial y de que la cuestión de la desigualdad mundial generalmente aparece como uno de los principales puntos de la agenda, "los debates en serio raídamente desaparecen ante la primer resistencia . De esta manera, poco efecto tiene el llamado de la organización a “los líderes mundiales para contener los ingresos extremos y que se comprometan a la reducción de la desigualdad, al menos hasta los niveles existentes en 1990 .

Ese año como referencia no es casual ya que, en el siguiente, luego de la desintegración de la Unión Soviética, el capitalismo triunfante pasó a mostrar su lado más salvaje en casi todo el mundo. Así, se encerraron los únicos años, luego de la Segunda Guerra Mundial, en que su lado más crudo fue contenido en el marco de la Guerra Fría, y el capital no gozó de la “libertad que tanto aprecian que tenga los economistas neoliberales.

Así, una proporción mayor de las poblaciones occidentales logró un nivel de vida más digno – por medio de políticas sociales y, particularmente, fuerte controles a los movimientos de capital y de especulación financiera – que no había logrado nunca antes. Sus años dorados…

Para evitar posibles malentendidos sobre la factibilidad en revertir este cuadro, en 2013 Oxfam publicó un informe en el que afirmaba que los ingresos en 2012 de las 100 personas más ricas del planeta podrían acabar cuatro veces con la pobreza mundial , es decir, sus “240.000 millones de dólares de ingresos netos sin afectar su stock de riqueza ya acumuladas anteriormente. Sobre América Latina, afirmó en 2014, que el ingreso de las 113 personas más ricas podría sacar de la pobreza a 25 millones. Por eso, el informe indica que “el 1% de las personas más ricas del planeta han incrementado sus ingresos en un 60% en los últimos 20 años .

Esto a pesar de que el propio FMI comparte la necesidad de acabar con esta desigualdad extrema, destacando inclusive que está se está verificando dentro de cada país. Por ejemplo, la misma Christine Lagarde afirmó en 2015 en su Discurso pronunciado en las Grandes Conferencias Católicas que sería necesario no solo por ser “moral y políticamente correcto, sino que tiene sentido económico. También señala que “los principales factores impulsores de la desigualdad extrema son bien conocidos: los avances tecnológicos y la globalización financiera .

El problema es que después viene la propuesta de solución de siempre: el capitalismo neoliberal…

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