

El manejo de los tiempos y los golpes de efecto suele resultar un factor clave en cualquier proceso político. En el caso del macrismo, el retroceso de la economía puso en duda esa habilidad que, desde su concepción, había exhibido cada vez que tuvo que enfrentar un desafío electoral. Sin embargo, ayer mostró que la preserva, al punto que con la decisión de la fórmula oficialista el presidente Mauricio Macri vivió su mejor día en, al menos, los últimos dos años.
La elección del senador peronista Miguel Ángel Pichetto como su candidato a la vicepresidencia para afrontar el desafío reeleccionista, no solo le devolvió la iniciativa política que había perdido en las últimas semanas a manos del kirchnerismo, sino que también provocó una ola de optimismo en un sector financiero que celebró la novedad con un récord bursátil y subas que se expandieron por todos los papeles del S&P Merval, alza de bonos y Adr's, fuerte caída del riesgo país y hasta el retroceso del dólar.
El anuncio operó como un bálsamo para el denominado "Círculo Rojo", que observaba con preocupación el armado opositor, a partir del corrimiento de Cristina Kirchner a la candidatura a vicepresidenta en beneficio de Alberto Fernández y el inminente acuerdo de Sergio Massa con ese sector, pero que ahora cree que se potenciaron las chances electorales del oficialismo.
Esa visión, abonada por la Casa Rosada, tiene su anclaje en tres hechos derivados de la definición presidencial.
Por un lado, le sumó la dosis de peronismo que los radicales y el sector privado reclamaban para ampliar la competitividad del espacio y la gobernabilidad futura. Cualquiera sea el ganador de los próximos comicios, deberá llevar adelante su gestión con un Congreso dividido y una economía en estado delicado que requerirá de la aprobación de reformas estructurales. Alcanzar consensos con gobernadores y legisladores será una tarea clave para la cual el oficialismo confía en Pichetto.
Por otro lado, potencia la polarización al vaciar la "ancha avenida del medio" que tenía como máxima expresión al espacio de Alternativa Federal, hoy reducido a los gobernadores Juan Manuel Urtubey y Juan Schiaretti. De hecho, en la nueva alianza oficialista, cuyo nombre está por definirse, confían en obtener su apoyo para un potencial ballottage y hasta no descartan sumar al salteño en un posible Gabinete.
Y finalmente, evita roces internos no solo con la UCR, sino también con Elisa Carrió, interesada en que Pichetto, ahora fuera de la jefatura del bloque peronista, no frene en el futuro un nuevo pedido de desafuero de Cristina Kirchner, en caso de que Macri gane las elecciones y al rionegrino le toque llegar a la presidencia de la Cámara Alta. Una posibilidad que, al menos ayer, pareció recuperar terreno. De lo que ocurra con la economía en adelante, dependerá que se concrete.










