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En el Complejo Naval de Itaguaí, junto a la costa del estado de Río de Janeiro, la Armada de Brasil alcanzó un nuevo logro: la puesta en servicio de un submarino construido localmente, que se suma a una flota enfocada en resguardar la llamada Amazonia Azul.

El programa, desarrollado en cooperación con la francesa Naval Group, ya movilizó a miles de trabajadores y ubica al país en una dimensión tecnológica renovada. Se trata, además, de una acción que empareja su despliegue militar con su crecimiento económico que lo acerca a países como Rusia o China.

La iniciativa PROSUB integra la modernización de infraestructura y la fabricación de unidades submarinas en serie. Hasta ahora, las naves terminadas son de propulsión diésel-eléctrica, pero la etapa siguiente prevé el diseño del primer submarino nuclear nacional para 2033.

El avance de la industria naval de Brasil

La construcción del reciente sumergible demandó la participación amplia de mano de obra especializada: más de dos mil personas reunidas en el astillero intervinieron en las fases finales, y en todo el corredor industrial asociado al proyecto trabajan cerca de 5000 empleados. El impacto económico y técnico se evidencia en talleres, proveedores y en la formación continua de ingenieros navales.

Para 2023 Brasil podría tener su primer submarino a propulsión nuclear (Fuente: archivo).
Para 2023 Brasil podría tener su primer submarino a propulsión nuclear (Fuente: archivo).

El complejo de Itaguaí se transformó en la mayor instalación de su tipo en Latinoamérica, con capacidades de diseño, ensamblaje y certificación que permiten a Brasil gestionar buena parte del ciclo productivo de sus submarinos.

Capacidades y ventajas del impulso nuclear

Los submarinos con propulsión atómica ofrecen autonomía operativa mucho mayor y velocidades sostenidas sin necesidad de emerger para recargar baterías, beneficios que amplían el alcance operativo de la Armada. Para un país con intereses en la plataforma continental y en recursos marítimos, esa capacidad tiene valor estratégico directo.

El avance hacia la propulsión nuclear también posiciona a Brasil en un nivel distinto en términos de influencia y percepción regional, lo que genera observación permanente de potencias con flotas oceánicas desarrolladas.

Plazos, inversión y desafíos

El programa completo implica una inversión elevada y una cooperación técnica estable con Naval Group; el ambicioso cronograma proyecta el primer submarino nuclear para inicios de la década de 2030. Mantener la financiación y superar requisitos regulatorios y técnicos será esencial para no retrasar los tiempos.

Mientras tanto, las nuevas unidades convencionales ya ejecutan patrullajes y maniobras de entrenamiento en el Atlántico. En la práctica, Brasil combina la consolidación de capacidades locales con una estrategia de proyección marítima cada vez más clara.