

La reforma laboral en Colombia aprobada mediante la Ley 2466 de 2025 introdujo modificaciones relevantes al marco normativo que regula el empleo formal. Su implementación será progresiva a partir de 2026, por lo que varios de sus efectos aún están en fase de transición y adaptación para empresas y trabajadores.
Más allá del debate político que rodeó su aprobación, la reforma redefine aspectos centrales de la relación laboral, como la forma de contratación, la jornada de trabajo y los recargos salariales. Se trata de ajustes que no se aplican de manera inmediata en todos los casos y que exigen una lectura detallada del texto legal.
El alcance real de la ley está distribuido en distintos artículos que modifican el Código Sustantivo del Trabajo y normas complementarias. Por eso, no todos los cambios entran en vigor al mismo tiempo ni impactan de igual forma a todos los sectores económicos.

Reforma laboral en Colombia: cambios confirmados en jornada y recargos
Uno de los puntos centrales de la reforma laboral en Colombia es la consolidación de la jornada máxima de 42 horas semanales, manteniendo el límite de ocho horas diarias. Esta reducción se enmarca en un proceso gradual definido por la normativa vigente y será plenamente exigible a partir de 2026.
La ley también redefine los horarios de trabajo. La jornada diurna quedó establecida entre 6:00 a. m. y 7:00 p. m., mientras que la jornada nocturna va de 7:00 p. m. a 6:00 a. m., lo que incide directamente en la liquidación de recargos salariales.
En cuanto al trabajo en domingos y festivos, la reforma dispuso un incremento progresivo del recargo hasta llegar al 100 %, aplicable de manera escalonada en los próximos años, según el calendario definido por la ley.
Cambios laborales en Colombia: contratación y sectores específicos
Otro eje de la reforma laboral en Colombia es el fortalecimiento del contrato a término indefinido como modalidad general de vinculación laboral. La norma limita el uso reiterado de contratos a término fijo y busca reducir esquemas de contratación que afecten la estabilidad del trabajador.
La ley mantiene otras formas de contratación, como el contrato por obra o labor, pero bajo reglas más estrictas. No se elimina el pago por horas como concepto general, aunque se refuerza el salario mínimo legal como referencia básica de remuneración.
En el caso de los aprendices del SENA, la reforma reconoce la existencia de un contrato laboral, con remuneración del 75 % del salario mínimo durante la etapa lectiva y del 100 % en la etapa práctica, además de afiliación a seguridad social.
Asimismo, la normativa introduce reglas específicas para el trabajo en plataformas digitales, define obligaciones de afiliación al sistema de seguridad social y refuerza la formalización del trabajo doméstico, consolidando uno de los cambios laborales más amplios aprobados en los últimos años en Colombia.








