

En el mundo del crimen real, pocos nombres generan tanta mezcla de terror y curiosidad como el de Robert Maudsley, el británico considerado uno de los presos más peligrosos del Reino Unido. Su trayectoria delictiva, su inteligencia y la forma extrema en que ha sido aislado durante décadas inspiraron al famoso villano ficticio Hannibal Lecter.
Maudsley nació en 1953 en Liverpool y creció en un entorno familiar atravesado por el maltrato, la negligencia y la pobreza. Sus primeros años estuvieron marcados por estancias en instituciones, abusos físicos y una adolescencia que pronto derivó en consumo de drogas y prostitución. Para entonces, ya decía escuchar voces que lo empujaban hacia la violencia.
Una vida criminal que sacudió al país
Su primer asesinato ocurrió a los 21 años, cuando mató a un pedófilo que lo había explotado sexualmente. Fue enviado al hospital psiquiátrico de alta seguridad Broadmoor, pero allí su comportamiento se volvió aún más peligroso.
Años después, en la prisión de Wakefield, asesinó a otros reclusos con una brutalidad que estremeció a la opinión pública. Ese historial lo llevó a ser clasificado como uno de los criminales más violentos del sistema penitenciario británico.
La celda que parece una caja de cristal y donde está cerrado hace 42 años
Tras varios ataques dentro de prisión, las autoridades tomaron una decisión drástica: construir una celda específicamente para contenerlo.
Desde 1983, Maudsley vive en una habitación subterránea de alta seguridad, reforzada con paredes de vidrio antibalas y equipada solo con lo básico: una cama de hormigón, una mesa, una silla de cartón y un inodoro fijado al suelo.
Pasa 23 horas al día sin contacto con otros presos, vigilado por guardias armados, y solo sale a un patio cerrado durante un breve lapso. Su comida le llega por una pequeña ranura, reforzando un aislamiento que se ha extendido por más de cuatro décadas.
Un hombre violento con pasiones inesperadas
Pese a su historial, Maudsley muestra un costado inesperado: escucha música clásica, lee literatura y escribe poesía, según informó La Gaceta. Sin embargo, su vida sigue marcada por una soledad extrema.
En una de sus pocas declaraciones públicas llegó a afirmar que su aislamiento le recuerda la habitación donde pasó encerrado de niño: “No hay esperanza, no hay nadie que se interese por mí”.
Hoy, Maudsley continúa aislado del mundo, convertido en el preso que más tiempo ha permanecido en confinamiento solitario en el Reino Unido. Su historia alimenta documentales y análisis criminológicos, no solo por sus crímenes, sino también por el retrato oscuro que ofrece de la violencia, la salud mental y los límites del sistema penitenciario.









