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La posibilidad de una nueva guerra mundial parece cada vez menos remota. En el corazón de Europa, tensiones históricas no resueltas vuelven a encenderse y colocan a Serbia en el centro del tablero geopolítico. El conflicto con Kosovo no solo se mantiene latente, sino que amenaza con escalar a un punto sin retorno.

Algunos analistas internacionales, como Tim Marshall autor de Prisioneros de la geografía , advierten que las guerras mundiales anteriores también comenzaron en los Balcanes. Hoy, la región revive ese fantasma. Las alianzas informales y los pactos ocultos entre pequeños países con historia de colaboración militar podrían desatar un conflicto de grandes proporciones.

En este contexto, la amenaza no proviene de grandes potencias, sino de dos pequeñas naciones balcánicas cuya rivalidad con Occidente podría tener consecuencias impredecibles. Una eventual guerra abierta podría arrastrar a la OTAN, dividir a Europa y transformar un enfrentamiento regional en un colapso global.

Serbia y Kosovo: el conflicto que puede desatar una guerra mundial

Las tensiones entre Serbia y Kosovo han escalado de manera sostenida en los últimos años. La negativa de Serbia a reconocer la independencia kosovar, sumada a los constantes enfrentamientos en la región de Mitrovica y la militarización de las fronteras, elevan el riesgo de una guerra abierta.

Cualquier chispa podría reactivar antiguas alianzas regionales que arrastren a países vecinos y provoquen una reacción internacional. Si estalla un conflicto entre Serbia y Kosovo, existe una alta probabilidad de que países como Rusia y China apoyen indirectamente a Serbia.

Mientras tanto, Kosovo cuenta con el respaldo firme de Estados Unidos y de varios miembros de la OTAN. Este escenario dividiría a Europa en dos bloques, repitiendo el patrón de confrontación global observado en la Primera y Segunda Guerra Mundial.

Alianzas ocultas en los Balcanes y el riesgo de un conflicto global

Aunque no se menciona abiertamente, Serbia mantiene estrechas relaciones con otros países balcánicos con pasados nacionalistas, como la República Srpska dentro de Bosnia y Herzegovina. También hay señales de cooperación estratégica con Montenegro y ciertos sectores de Macedonia del Norte, donde los resentimientos históricos siguen vivos.

Un pacto militar regional, aunque informal, podría cambiar el equilibrio de poder en el este europeo. La aparición de una alianza ofensiva balcánica encendería las alarmas de la Unión Europea y de la OTAN, que podrían reaccionar con sanciones o intervenciones.

El riesgo de una escalada total se vuelve real si estas potencias menores logran avances rápidos y conquistan territorios estratégicos antes de una respuesta global coordinada.