La ciudad de Cafayate, famosa por su Torrontés de altura, presentó un nuevo motivo para visitar sus viñedos y bodegas: el Museo de la Vid y el Vino. Este modernísimo edificio, creado para enriquecer la oferta de la ruta enoturística salteña, constituye un valioso aporte a la cultura del vino de los Valles Calchaquíes.
A sólo tres cuadras de la plaza principal, epicentro de toda ciudad del interior, esta construcción vanguardista alberga un espacio interactivo en el que el público se vuelve protagonista de la historia del vino a través de estímulos visuales y sonoros. Situado en el predio de la antigua Bodega Encantada, este proyecto fue diseñado a lo largo de cuatro años de trabajo por un equipo multidisciplinario encabezado por Héctor Berra y Gustavo Borrasca, con el propósito de fomentar el conocimiento del vino y su historia en la región a través de discursos estéticos y narrativos.
A partir del empleo de tecnología de avanzada; diseño, creatividad, arquitectura y ciencia se combinan en este espacio que se encuentra al nivel de los mejores museos temáticos del país y se posiciona como uno de los más vanguardistas a nivel mundial. Efectos escénicos, lumínicos, programas multimedia y presentaciones audiovisuales son sólo algunas de las técnicas de exhibición que colaboran con que el visitante se sienta partícipe de esta propuesta.
El Museo de la Vid y el Vino se divide en dos salas, una ubicada en la antigua Bodega Encantada, y la otra en un nuevo edificio especialmente construido, bautizado Sala 1 (Memoria de la Vid), donde se explica de qué manera el vino conserva el registro de la tierra, el agua y el sol; elementos que junto al trabajo del hombre conciben el vino. En este lugar, donde predomina la oscuridad, un sistema de pasarelas conduce a los visitantes por los caminos de Cafayate, sus paisajes y viñas. Efectos lumínicos, escénicos y sonoros adornan las distintas estaciones del ambiente: bajo el cielo de Cafayate, la tierra cafayateña, la noche y el día, el sol, el agua, los trabajos del hombre y destino de vino.
El siguiente sector, la Sala 2 (Memoria del Vino) se emplaza en la edificación que ocupaba el antiguo museo de la Bodega Encantada. Allí, a través de un camino de madera, se recorre el pasado, el presente y el futuro del vino de los Valles Calchaquíes. Asimismo, en puntos estratégicos del recorrido, los visitantes se encuentran con un personaje virtual de unos 25 centímetros de altura que aparece en las distintas pantallas para oficiar de guía.
La visita finaliza con la virtual palabra del vino, que a través de un video de 12 minutos cuenta su historia en primera persona dentro de un gigantesco tonel de madera.
Por estos motivos y muchos más, el Museo de la Vid y el Vino es una excelente excusa para que aquellos que aún no visitaron los caminos del vino salteño se animen a hacerlo, y para que quienes ya lo hicieron, repitan un destino que cada vez tiene más que ofrecer a los turistas.z weItinerarioPara recorrer la ruta del vino salteño, un posible itinerario comienza, justamente, por la capital de la provincia. Fundada en 1582, esta ciudad colonial se destaca por sus construcciones arquitectónicas: el cabildo, la catedral, la iglesia y el convento de San Francisco, entre otras. Es que en la capital provincial también hay puntos turísticos que no se pueden dejar de lado: el mirador del Cerro San Bernardo desde el que se puede dar un paseo en teleférico, el monumento a Martín Miguel de Güemes y el Museo de Arqueología.