El director general de la Organización Mundial de Comercio (OMC), Roberto Azevedo, reconoce que cuando menciona la Ronda de Doha a autoridades, empresarios y periodistas alrededor del mundo siente una cuota de escepticismo sobre la negociación global para la liberalización agrícola, de bienes industriales y servicios que ya lleva trece años.
Azevedo se prepara para viajar a Brasil, Argentina y Uruguay la próxima semana, donde se encontrará con los presidentes de esos países, Dilma Rousseff, Cristina Kirchner y José Mujica, además de empresarios y académicos. Su mensaje será que la Ronda de Doha actual es otra.
Mi gran desafío es que las personas entiendan que, cuando hablamos de Doha, no estamos hablando más de lo misma cosa, afirmó el director de la OMC, en una entrevista con Valor, concedida en su oficina con vista al lago de Ginebra.
Ahora estamos hablando de un reajuste importante sobre lo que veníamos negociando. No es más la ronda que existía hace tiempo, dijo, y aclaró que eso no significa que sea una ronda menos o más ambiciosa.
¿Cómo hacer un reajuste en ese escenario? Azevedo explicó que se refiere a algunas áreas que quedaron paralizadas porque la metodología negociadora no permitía avanzar, o por un impasse en otros segmentos. Dijo que es preciso evitar ir tan lejos en áreas de excesiva sensibilidad política. Ocurrió en algunos aspectos de agricultura, bienes industriales y en servicios, dijo. Pero considera posible avanzar en la liberalización en otros aspectos de esas mismas áreas, donde hay menos sensibilidad política o es más administrable.
Un país, por ejemplo, podía impedir el avance de la negociación global a causa de pocas líneas arancelarias sensibles, por las dificultades para vender internamente recortes de alícuotas de importación. Eso impedía avances en la expresiva mayoría del universo arancelario donde ese mismo país podría aceptar reducir mucho más las alícuotas. La metodología que utilizábamos impidió un ajuste para esquivar esas sensibilidades localizadas, afirmó.
Para el director general de la OMC, la agricultura estará en el palco central de las negociaciones que se reanudarán, junto con otros temas, lo que es importante para Brasil. Pero los resultados en agricultura, industrias y servicios tienen que ser viables, advirtió. No sirve apostar a cambiar el mundo de un solo golpe.
Azevedo evaluó que su primer desafío es convencer a todos acerca de que no vamos a volver a lo mismo de las negociaciones para repetir los errores del pasado que nos paralizaron, y que seremos creativos e innovadores para reanudar la Ronda de forma eficaz y viable.
El segundo desafío explicó es convencer a empresarios y gobiernos de que la OMC es capaz no solamente de finalizar las negociaciones, sino también de terminarlas en un plazo relativamente corto, pero que eso dependerá del apetito político por las negociaciones y de la creatividad para superar los obstáculos.