

La desorganización del sector eléctrico generará un duro golpe a la industria brasileña en los próximos meses. Un relevamiento inédito obtenido por Valor demostró que, hacia finales de 2015, Brasil pasará del 11º al 4º lugar en el incómodo ranking de países con las tarifas industriales de energía más caras del planeta.
Si se confirman los reajustes esperados, las cuentas de luz en la puerta de las fábricas subirán 43% en relación al nivel que tenían antes del polémico decreto que la presidenta Dilma Rousseff firmó en septiembre de 2012 precisamente para derribar los costos de la electricidad y mejorar la competitividad de las empresas.
Actualmente, se paga en promedio R$ 310,7 por megawatt-hora en el país, según datos compilados por la Federación de Industrias del Estado de Rio de Janeiro (Firjan) en un estudio que se divulgará en los próximos días. Ese valor aumentará a R$ 342,7 hasta diciembre de 2014, si se mantiene la tendencia de reajuste promedio de 17,1% de las tarifas industriales en el mercado regulado, que afectó a 22 de las 63 distribuidoras de energía este año.
Empresas como Eletropaulo (San Pablo), Light (Rio), Celesc (Santa Catarina) y Copel (Paraná) no aplicaron sus reajustes.
Firjan prevé que todo el descuento generado por el decreto de Dilma quedará eliminado en el segundo semestre. Cuando lo firmó, la mandataria dijo que la reducción de las tarifas de energía era uno de los puntos importantes de la nueva etapa de nuestro modelo de desarrollo, que su gobierno estaba cambiando las bases competitivas del país, recordando aspectos como tasa de interés en niveles civilizados e inflación bajo control.
Con ese paquete, la tarifa promedio que paga la industria cayó de R$ 332,2 a R$ 263. Pero la ganancia desaparecerá hasta final de año y lo peor llegará en 2015, cuando comenzará la devolución de los consumidores, de los aportes del Tesoro Nacional y del préstamo de R$ 11.200 millones de la Cámara de Comercialización de Energía Eléctrica (CCEE) para evitar la insolvencia financiera de las distribuidoras y aliviar los aumentos recientes de las cuentas de luz.
Para el próximo año, Firjan estima que habrá nuevos ajustes de alrededor de 17% y un adicional de las llamadas banderas tarifarias, que entrar en vigor en enero. Por ese sistema, el impacto de la puesta en marcha de las centrales térmicas se sentirá inmediatamente, en caso de una hidrología desfavorable. Eso llevará el valor del megawatt-hora a R$ 420,2 hasta finales de 2015, según la federación, lo que sería suficiente para que el país supere las tarifas promedio de la industria en otros siete países: Japón, México, Portugal, El Salvador, Turquía, República Checa y Colombia.
Los industriales brasileños seguirán pagando solamente menos que sus colegas de Singapur, Italia e India.
Es un verdadero desastre, dijo el gerente de competitividad industrial e inversiones de Firjan, Cristiano Prado. La suba de precios de la energía se reflejará en que habrá más presión sobre los márgenes de la industria y dificultades adicionales para las exportaciones, dijo Prado.
El empresario cree que una solución de emergencia para atenuar el problema sería tocar los impuestos, principalmente el ICMS y el PIS/Cofins. Ambos representan casi 50% del valor total de la tarifa. A corto plazo, lo que se puede y tiene que hacer es trabajar sobre la carga tributaria. O atacamos ese punto, para no dejar al paciente morir, o la industria vivirá un drama de competitividad el año que viene.










