Un déficit de R$ 2.000 millones. Ese es el tamaño aproximado del estrago que causará a las arcas públicas brasileños la falta de planificación y el aluvión de errores cometidos en la ejecución de dos mega-proyectos de infraestructura en Bahía. La Ferrovía de Integración Oeste-Este (Fiol) y el Porto Sul, complejo portuario previsto para alzarse en Ilhéus.

El origen de ese perjuicio billonario está en el cronograma de los estudios y las obras de los dos emprendimientos, acciones que se realizaron sin ningún tipo de integración, aunque la construcción de Fiol, que unirá el sertón (región agreste) bahiano con el litoral del estado, solo tenga sentido si, en la punta de esa red de 1.000 km de rieles, existe un puerto para concluir el despacho de la carga.

Listada en el Programa de Aceleración del Crecimiento (PAC), Fiol es administrada por la estatal Valec. La ferrovía, que recibirá inversiones por R$ 4.334 millones, tiene previsto concluir sus primeros 500 km en junio de 2014, con el enlace de Ilhéus y Caetité.

Una segunda mitad de 500 km está prevista para diciembre de 2015, con la extensión de Caetité hasta la ciudad de Barreiras. Pero la finalización del complejo Porto Sul, que hasta noviembre de 2012 ni siquiera tenía definido el lugar donde se instalaría en el litoral bahiano, se concretaría en un plazo de 54 meses, es decir, en junio de 2018. Eso significa que Fiol, una vez terminada, no se utilizaría -o tendría un bajo nivel de operación-por un período de entre tres años y medio y cuatro.

El desprendimiento entre los dos proyectos llamó la atención del Tribunal de Cuentas del Estado (TCU), que realizó una auditoría sobre las iniciativas y calculó el perjuicio que se le imputará al Estado por el descompás en las obras. En total, las pérdidas suman R$ 1.996 millones, cifra que incluye el lucro cesante (que la ferrovía dejará de generar en el período) y los costos del capital inmovilizado, con la depreciación de los activos, los gastos con mantenimiento y el costo de oportunidad ajustado al que se invirtió en la red.

Ese daño puede aumentar, porque el TCU se limitó a considerar solamente las inversiones realizadas en la construcción de la estrada de hierro, sin contabilizar otros costos ajustados al proyecto, como la señalización de los propios trenes que circularán en la vía.

Después de dos años de contratación de las obras de Fiol, el trecho que conectaría la ferrovía al complejo portuario se encontraba aún indefinido, concluyó la auditoría del tribunal. Se constató que la implantación y gestión de los dos proyectos de infraestructura presentan relevantes deficiencias, resultantes de su planificación no debidamente integrada ni coordinada.

La planificación de Fiol comenzó en 2008. Para defender la viabilidad del proyecto, el gobierno destacó que la ferrovía serviría para integrar las áreas productivas de las regiones norte, centro-oeste y nordeste del país, porque su red se enlazaría con la Ferrovía Norte-Sur, también bajo responsabilidad de Valec.

Pero actualmente, los últimos 500 km de red que unirían Fiol hasta la Norte-Sur, entre las ciudades de Barreiras y Figueirópolis, en Tocantins, ni siquiera cuenta con la fecha para iniciarse.

Con respecto al Porto Sul, que tiene inversiones estimadas en R$ 3.500 millones, Ibama solamente concedió una licencia previa ambiental en noviembre pasado. La expectativa es que la licencia de instalación que dará el aval para el inicio efectivo de las obras del complejo portuario salga en los próximos seis meses, plazo que consideró el TCU para calcular los perjuicios ocasionados por el incumplimiento del cronograma del puerto con la ferrovía bahiana.