

A pesar del desempeño poco brillante de la actividad en 2013, el año cerró con al menos un indicador similar al nivel de 2010, año en que el Producto Bruto Interno (PBI) registró un salto de 7,5%. El año pasado, la pérdida de vigor de las ventas minoristas y la recuperación incipiente de la industria llevaron el descompás entre la oferta y la demanda a su menor nivel en tres años, considerando datos del Sondeo Mensual de Comercio (PMC), divulgado por el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE), y del Sondeo Industrial Mensual - Producción Física (PIM-PF), también de la entidad.
En los doce meses concluidos en diciembre pasado, el volumen de ventas del comercio ampliado que incluye automóviles y material de construcción creció 3,6% sobre el año anterior, la suba más débil en esa comparación desde septiembre de 2009.
En el mismo período, la industria manufacturera recobró aliento y avanzó 1,5%. La diferencia de 2,1 puntos porcentuales de aumento en las ventas en relación a la de la producción fue la más baja desde diciembre de 2010, cuando esa distancia fue de 1,9 puntos. A finales de 2012, el sector minorista llegó a abrir una brecha de 10,5 puntos sobre la industria.
Al contrario del ambiente más pujante de dos años atrás, cuando ambos sectores tuvieron un comportamiento robusto, economistas consultados por Valor afirman que la proximidad entre la trayectoria de las ventas y de la producción en el período reciente se explica principalmente por la desaceleración de las ganancias salariales, la menor expansión del crédito y la confianza más baja del consumidor.
Ninguno de esos factores es agudo, pero los tres en conjunto configuran un escenario en el cual nuestro segmento minorista dejó un nivel de crecimiento chino para ir a un nivel de un emergente dinámico, dijo Julio Gomes de Almeida, ex secretario de política económica de Economía. No existe ninguna virtud de la industria. Estamos ajustando oferta y demanda por el lado negativo. El segmento minorista no es más el mismo, agregó.
Como el escenario para este año es que la demanda sostenga un ritmo más modesto, la evaluación es que la distancia entre el comercio y la industria puede continuar cayendo.
Del lado de la industria, el economista afirmó que un pequeño avance de la productividad de parte del sector de productos elaborados aumentó la competitividad de las manufacturas domésticas en relación a los competidores importados en el mercado interno, como el cambio más depreciado, que también ayudó a algunos segmentos a exportar más. Para De Almeida, los efectos del dólar más alto serán más significativos sobre la actividad industrial este año, lo cual, junto al mantenimiento del ritmo del consumo en niveles similares al de 2013, tiene que mantener la discrepancia entre producción y el comercio en un nivel bajo en 2014.
La economista Silvia Matos, del Instituto Brasileño de Economía de la Fundación Getulio Vargas (Ibre-FGV), evalúa que la pérdida del ritmo del comercio y la consecuente aproximación al desempeño de la industria es reflejo de un ajuste necesario que ocurre actualmente en la economía brasileña. El país dijo Matos precisa reducir su alto déficit en transacciones corrientes, a través de la reducción de las importaciones y el aumento de las ventas externas.
El real más devaluado también es una consecuencia de este proceso de reequilibrio de la economía. El cambio más depreciado encarece los bienes, reduce los salarios y aumenta la inflación. Esos ajustes siempre son dolorosos, pero si conseguimos hacerlos, tendremos un escenario más equilibrado entre oferta y demanda, según Matos.










