El ministro de Desarrollo, Industria y Comercio Exterior de Brasil, Mauro Borges, negó hoy que el país esté en crisis y dijo que el gobierno de Dilma Rousseff planificó la “desaceleración” de la economía.

Brasil no está en crisis. Al contrario: a partir de la crisis económica de 2008, el país organizó un proceso de desaceleración planificada, para enfrentar la turbulencia de los nuevos tiempos, que demandaba un movimiento organizado para evitar entrar en recesión y una desaceleración productiva”, dijo en el Encuentro Económico Brasil-Alemania, en la ciudad de Hamburgo, que discute este año temas vinculados con la infraestructura y la logística.

Para Borges, el aumento de la tasa de interés que promovió el Banco Central (BC) afectó el crecimiento del país, pero no acarreó impactos sociales como un aumento de desempleo.

“El Banco Central brasileño tiene una política de control inflacionario y la consecuencia es un crecimiento más bajo. Lo que hicimos fue desacelerar sin (aumentar) el desempleo. La tasa de empleo en Brasil permaneció extremadamente alta en este período, lo que proporcionará un nuevo ciclo de expansión. El tejido social no fue afectado”, dijo.

“Los números no indican ninguna incapacidad para que Brasil recoloque la economía en una nueva ruta de crecimiento. Tenemos las condiciones para retomar porque mantuvimos el empleo y la renta”, afirmó.