El peor final

Lluvia de lava y rayos mortales: las trágicas historias detrás de los cazadores catástrofes

Historias que parecen sacadas de la ficción ocurrieron durante fenómenos naturales como volcanes y tormentas eléctricas.

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Las catástrofes naturales siempre despiertan un gran interés en el público. Lo que la gente muchas veces desconoce, o pasa por alto, es que para que haya un registro de eventos como volcanes en erupción o tormentas eléctricas apocalípticas hay un equipo de trabajo que pone su vida en juego.

Por ejemplo, el grupo de científicos que realizaba estudios en el cráter de un volcán. No uno cualquiera, sino el Galeras, considerado uno de los más activos y peligrosos de Colombia.

A pesar de conocer los riesgos, avanzaban en su investigación. Al finalizar la jornada, un temblor alertó que la salida no sería fácil.

La tragedia del volcán en el Galeras

El equipo se vio sorprendido por un estruendo ensordecedor mientras rocas del tamaño de una mesa salían disparadas del cráter. Una lluvia de proyectiles caía sobre ellos mientras intentaban escapar.

La ceniza llenaba el aire y la lava se movía peligrosamente. Algunos buscaron refugio tras grandes rocas, otros trataban de apagar sus ropas en llamas.

La situación era cada vez más difícil. Seis científicos perdieron la vida ese 14 de enero de 1993: Geoff Brown, Igor Menyailov, Fernando Cuenca, José Arley Zapata, Carlos Trujillo y Néstor García.

Científicos de capa

El planeta es hermoso pero también hostil. Desastres naturales como erupciones volcánicas, tornados, tsunamis o terremotos han causado grandes tragedias.

Aunque no se pueden evitar, estamos mejor preparados. ¿Cómo? Gracias al conocimiento científico. Investigadores como Plinio el Viejo y David Alexander Johnston han perdido la vida estudiando estos fenómenos.

Johnston, convencido de la importancia de proteger a la población, dio la alarma antes de morir durante una erupción. Tal y como cuenta Eugenio Manuel Fernández en su obra "Eso no estaba en mi libro de historia de la ciencia".

"Él estaba convencido de que los científicos debían tomar riesgos para proteger a la población de los desastres naturales. Incluso, fue el que dio la voz de alarma de que la erupción había comenzado. Lo hizo por radio y fueron sus últimas palabras antes de ser alcanzado por el flujo piroclástico".

Cazadores de tormentas cazados

La tragedia también golpeó al proyecto TWISTEX, que investigaba tornados, cuando el vehículo de Tim Samaras fue arrastrado por vientos a 400 km/h, cobrándose la vida de él, su hijo y el meteorólogo Carl Young.

Cada 13 de octubre se conmemora el Día Internacional para la Reducción de los Desastres, recordando que debemos aprender de los errores del pasado para enfrentar las amenazas del futuro.

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