

La naturaleza nunca deja de sorprender: a medida que avanza la tecnología, los científicos descubren rasgos ocultos en los animales que, hasta hace poco, eran invisibles para el ojo humano. Estos hallazgos no solo revelan nuevas formas de comunicación en la fauna, sino que también transforman nuestra comprensión sobre la evolución de las especies.
Un reciente estudio de la Drexel University en Pennsylvania marcó un hito en este campo. En el trabajo, publicado en The Wilson Journal of Ornithology, los investigadores reportaron un histórico descubrimiento que cambia todo lo que sabíamos de las aves: encontraron un nuevo caso de fluorescencia que podría ser clave en su forma de comunicarse en secreto.
La investigación, liderada por la doctora Emily Griffith, se centró en el análisis de un tipo de pigmento especial de un ave que, bajo luz ultravioleta, revela patrones de color ocultos que podrían estar siendo utilizados para enviar señales invisibles para nosotros.

¿Qué descubrieron los científicos en las plumas de esta ave?
El equipo de investigación detectó pigmentos fluorescentes en las plumas de los búhos orejudos, una especie que hasta ahora no se conocía por este tipo de características. Estos pigmentos son imperceptibles a simple vista y solo se manifiestan bajo la exposición a luz ultravioleta.
Utilizando un fluorómetro -un dispositivo que mide la fluorescencia al detectar la luz emitida tras absorber radiación-, los científicos analizaron a los búhos durante su migración en la Península Superior de Michigan, en la primavera de 2020. Así descubrieron que la intensidad de la fluorescencia variaba entre los individuos, una pista crucial sobre el rol de estos pigmentos.
Según explicó Griffith, se trata de uno de los primeros estudios que describe no solo la presencia de estas tonalidades en aves, sino también cómo varían dentro de una misma especie. Esta variabilidad podría estar relacionada con factores como el sexo, la edad y el tamaño de los animales.

¿Qué significa este hallazgo para el estudio de las aves?
Hasta ahora, se pensaba que los colores brillantes en las aves estaban principalmente asociados a los machos para atraer pareja. Sin embargo, la investigación encontró que las hembras de búho orejudo tienen concentraciones más altas de pigmento fluorescente, desafiando esta suposición tradicional.
Además, el rasgo no se distribuye de manera binaria: no es exclusivo de un sexo ni de una edad determinada. La cantidad de fluorescencia se distribuye en un espectro, donde la edad, el tamaño corporal y el sexo interactúan en formas complejas que los científicos apenas empiezan a comprender.
El equipo de Griffith también destacó que el uso de pigmentos fluorescentes probablemente sea mucho más antiguo y extendido en la naturaleza de lo que se pensaba. Hasta ahora, las limitaciones tecnológicas habían impedido su detección en muchas especies.
Este avance no solo aporta a la biología de las aves, sino que abre nuevas líneas de investigación sobre cómo otras especies podrían estar usando señales "secretas" para interactuar en sus entornos. La fluorescencia, hasta hace poco un fenómeno poco explorado, empieza a revelarse como una pieza clave en la ecología animal.











