

Al estudiar los factores capaces de influir en el riesgo de desarrollo de la enfermedad de Alzheimer -considerada el tipo de demencia más común en el mundo- algunos estudios habían sugerido que tener una madre con dicha patología podía aumentar las posibilidades de desarrollarla.
No obstante, una reciente investigación publicada en la revista médica Neurology encontró una fuerte asociación entre haber tenido un padre con Alzheimer y una mayor propagación de proteína tau en el cerebro, entendida como un signo de este tipo de demencia.

Alzheimer: estas personas podrían tener mayor riesgo de desarrollar demencia
El estudio siguió de cerca a 243 personas sin síntomas de Alzheimer, pero con historial de antecedentes familiares, todos con una edad promedio de 68 años. Se consideró como antecedente tener uno u ambos padres con enfermedad o al menos dos hermanos que padecen la patología.
Se les hicieron pruebas de memoria y escaneos cerebrales y, a raíz de ellos, fueron evaluados por casi siete años. Durante ese período, los expertos notaron que 71 participantes desarrollaron deterioro cognitivo leve, etapa comprendida como previa al Alzheimer.
Así, los escáneres evidenciaron que en las personas que tenían un padre con Alzheimer y en las participantes mujeres había más presencia y expansión de la proteína tau en el cerebro.
"Nos sorprendió ver que las personas con un padre con Alzheimer eran más vulnerables a la propagación de tau en el cerebro, ya que habíamos planteado la hipótesis de que veríamos más cambios cerebrales en las personas con madres afectadas", explicó Sylvia Villeneuve, autora del estudio.

Por qué este descubrimiento es relevante para la medicina
Villeneuve expresó que "una mejor comprensión de estas vulnerabilidades podría ayudarnos a diseñar intervenciones personalizadas para contribuir a la protección contra la enfermedad de Alzheimer".
No obstante, los autores de la investigación destacan como limitación que la mayoría de los participantes fueron personas blancas, por lo que aún es necesario estudiar en profundidad si estos resultados pueden aplicarse a todos los grupos.
Este trabajo pone énfasis en que los factores de riesgo no son iguales para todos y comprender las diferencias podría resultar de suma utilidad para proteger el cerebro de manera temprana.











