El país se desmoronaba y, con él, las esperanzas de Ricardo Juncos. Sus sueños comenzaban a perder altura, su vida de ventanas anchas comenzaba a cerrarle las puertas, una por una. Estaba desesperado, la angustia le carcomía las ideas que siempre habían invadido su mente, convirtiéndolo en un soñador empedernido. Debía salir, a cualquier precio. En Australia estaban algunos familiares que lo esperaban, pero el "corralito" le había quitado lo poco que tenía y aquel viaje se hacía imposible de costear. Entonces, siguió pagando las deudas del taller mecánico que tenía en Tigre, hasta que debió cerrar. Estaba asfixiado, necesitaba aire. Llamó a su viejo amigo de la secundaria, Daniel Elías, que vivía en Miami. "Vení, que te tiramos un colchón en cualquier lado", fue la respuesta que llegó desde el Norte.
Aquella crisis económico-política-social, que tuvo su punto álgido en diciembre de 2001, sirvió, de alguna manera, como sala de partos para el Juncos Racing. Pero, antes, sucedió mucho. El piloto corrió algunas carreras como piloto en la Fórmula Renault y fue propietario de una escuadra de Sport Prototipos en la Argentina. Pero aquel interesante currículum de nada le servía en los Estados Unidos, donde llegó una tarde para trabajar desde las cinco de la mañana del día siguiente, casi sin descanso. Elías no pudo ir a buscarlo al aeropuerto, pero sí lo hizo un amigo suyo, que además lo recomendó para que se desempeñe en la carpintería de otro conocido. Poco antes de terminar con esa changa, tuvo una entrevista con Fernando Paiva, en ese momento manager del legendario Christian Fittipaldi -ex piloto brasileño de F1-, con quien comenzó a trabajar, primero, como jefe de mecánicos y, al poco tiempo, como team manager.
"Yo quería seguir creciendo, sí, pero nunca pensé en hacerlo tan rápido. Un amigo español me dijo que largue todo en Fittipaldi y ponga mi propio equipo de karting. Y así fue. En 2003 renuncié y en 15 minutos armamos el negocio por Internet, gastando todos los ahorros que tenía en alquilar un taller y comprar una caja de herramientas. Nada más, sólo para eso alcanzó", cuenta a RPM, con mucha elocuencia, Ricardo, ya afincado con su equipo Juncos Racing en Brownsburg, Indianápolis, a unos 15 minutos del mítico óvalo donde se disputan las 500 Millas.
Cuando empezaron eran sólo dos, el soñador y su novia, Danielle (hoy su mujer). Ganaron todo lo que se les cruzó con el karting. Llegaron a tener, finalmente, 57 clientes/pilotos y, en 2008, cuando abandonaron la categoría, contaban orgullosos 19 campeonatos obtenidos. Hoy, son 14 los componentes del Juncos Racing. "Cuando llegué a los Estados Unidos no tenía en mente formar mi propio equipo. Estaba derrotado; sólo quería seguir viviendo. Pero nunca perdí la pasión por los autos y siempre defendí la idea de dedicarse y vivir de lo que a uno le gusta. Actué sin pensar mucho las cosas, sólo por la pasión", recuerda.
Semillero de pilotos
Hoy, Juncos Racing participa con éxito en la Pro Mazda Championship, que es una serie formativa de pilotos para llegar al IndyCar. Es la previa al Indy Lights, donde el equipo hizo algunas carreras el año pasado. "En mi opinión, es una de las mejores opciones para los pilotos en desarrollo (entre 16 y 20 años). Por caso, el francés Tristán Vautier ganó el campeonato de la Pro Mazda en 2011 y en la Indy Lights se quedó con el título sobre Esteban Guerrieri (gran piloto argentino). Las categorías acá son iguales o mejores que en Europa", explica Juncos.
El venezolano Diego Ferreira, de 19 años, y el norteamericano Scott Anderson, de 23, compiten hoy bajo el ala del Juncos Racing. El sudamericano tuvo un año de duro aprendizaje en 2012 y este año ya se trepó a 11 podios sobre 14 carreras disputadas. "A los dos les veo un muy buen futuro, creo que también se vienen los cambios lógicos, que siempre acontecen cada tanto; me refiero a los pilotos ya grandes de edad en la IndyCar, que son muchos. Así que veo un muy buen futuro para aquellos que aprovechen la oportunidad", opina el dueño del sueño.
Recientemente, la cordobesa Julia Ballario disputó dos fechas con el Juncos Racing y Ricardo quedó bien impresionado con ella. "Fue muy buena la experiencia. A ella le desborda la pasión por las carreras; eso es algo bueno y, además, es una persona que se adapta. Es sencillo trabajar con ella. Ella corre en Top Race y yo, que fui piloto, sé lo que puede costar adaptarse al Pro Mazda, pero se lo tomó con mucha calma y mejoró en cada salida a pista. Estoy muy contento con su actuación y creo que son bastante altas las probabilidades de que Julia corra con nosotros durante 2014, aunque no me quiero adelantar", analiza, y se entusiasma con la posibilidad de consolidarse en la Indy Lights. "Este año vino complicado para todos, pero por suerte se terminó una mala época para Indy Lights, ya que Dan Andersen (dueño actual de la Pro Mazda y de la USF 2000) la compró y se vienen cambios favorables", señala.
Con la mira en la Indy
Pero sus sueños no terminan ahí y va por más: ve un auto de Juncos Racing formando parte de la IndyCar algún día. "Me lo puedo imaginar, pero siempre me gusta ver y sentir la realidad, disfrutarla. Cada cosa a su tiempo, y si los sueños se dan, ahí estaremos. Sería lindísimo", explica.
Ricardo enumera a grandes dueños de equipos legendarios como quien cuenta nubes: A.J. Foyt, Andretti, Penske, Bryan Herta. "Por momentos pienso si será verdad esto que me está pasando", dice, y, como levitando, continúa: "Cuando hay reuniones de equipo o de categoría pienso lo lindo que es compartir opiniones y momentos con esos grandes. Creo que los admiro, de todos quiero aprender algo. Pero trato de hacer caminos diferentes, porque si no los terminás siguiendo desde atrás. La manera de ganarles es hacer algo diferente".
Les quiere ganar a los mejores, a quienes admira. Y por qué no, si ya derrotó a la vida cuando lo puso entre la espada y la pared, cuando intentó arrebatarle los sueños. // Federico Cornali.
