Calle Professora Sandália Monzon, 210, 4º piso, Santa Cândida, Curitiba. Esa es la nueva dirección de Luiz Inácio Lula da Silva, ex presidente de Brasil, que inició el sábado, en la Superintendencia de la Policía Federal en la Capital de Paraná, el cumplimiento de la sentencia de 12 años y 1 mes de prisión, por los delitos de corrupción pasiva y lavado de dinero en el caso del triplex en Guarujá, de San Pablo.
La exclusión del nombre del ex presidente en la lista de "presidenciables" en las elecciones de octubre, si bien es un tema controversial, es parte de un escenario político de complejidad creciente que no necesariamente promoverá el reequilibrio de las fuerzas políticas hasta las elecciones.
Lula está fuera de circulación, pero piensa en liberarse de las rejas rápidamente.
Dirigentes del PT convocaron a una "vigilia permanente" hasta la liberación del ex presidente que, en su discurso hecho en San Bernardo do Campo, el sábado, pidió a la militancia intensificar las movilizaciones. Lula dejó en claro que no es necesario tener el mando para repartir las barajas en el partido y que está en sus manos, aún preso, la tarea de nominar a los candidatos por su sigla, lo que hoy equivale a elegir el candidato que lo sustituya en la elección de este año.
Las fichas también se movieron entre los precandidatos de los demás espacios al comando del palacio del Planalto. La ex ministra de Medio Ambiente, Marina Silva lanzó, por tercera vez su candidatura a la presidencia durante el Congreso Nacional de Rede y el ex ministro del Supremo Tribunal Federal, Joaquim Barbosa, firmó su afiliación al PSB y pasó iniciar la negociación por su candidatura. El presentador Luciano Huck reiteró ante una selecta platea en la Conferencia Brasil en Boston, que desistió de presentarse a la presidencia, aunque pero tiene la intención de armar un "gabinete en las sombras" a para marcar la agenda.
En tanto, quien fue ministro da Hacienda hasta el viernes pasado, Henrique Meirelles, adelantó que no quiere ser candidato a vicepresidente -posibilidad abierta por Temer en caso de que se candidatee a un segundo mandato- y dijo que no hay posibilidad alguna de ser "candidato a gobernador o senador".
Conforme señaló el periodista Fabio Graner, el viernes, en una charla con Meirelles, Temer aún no tiene la certeza de que sea conveniente candidatearse, aunque no descarta que podría ser cabeza de la fórumula presidencial. Entre los profesionales del mercado que apoyan a Meirelles, esa informació despertó la sospecha de que el prestigioso ex presidente del Banco Central rifó su perspectiva de un futuro político que siempre cobijó y también la oportunidad de patrocinar la reforma previsional.
La promoción de Eduardo Guardia, secretario ejecutivo del ministerio de Hacienda, para comandar la oficina en lugar de Meirelles, atiende a la preferencia manifestada por los participantes del mercado financiero, pero no sugiere un avance en nuevos ítems de la agenda reformista. El año 2018 acabó, aunque hasta las elecciones los resultados pueden empeorar mucho o mejorar. En la práctica gana cuerpo la expectativa de un aumeneto de la volatilidad en frecuencia y escala.
Conforta la constatación de que la inflación y la tasa básica de interés (Selic) están en niveles históricamente bajos. Con todo, no hay garantía de que estos niveles sean imutables. Las correcciones pueden ocurrir aceleradamente al depender, principalmente, de la trayectoria del tipo de cambio. El precio del dolar es una variable clave a moritorear para no ser sorprendido por un eventual cambio de expectativas.
Ayer, el dólar cerró en R$ 3,42, luego de estar en R$ 3,38 el viernes -el nivel más elevado en casi un año y medio. La escalada refleja la aprensión de los actores externos en torno a la disputa comercial entre Estados Unidos y China, pero também con la indefinición electoral en Brasil que está lejos de acabar.
Los escenarios económicos en construcción tienden a ser extremos con incertidumbre política. Seis meses -el tiempo que falta para las elecciones- es suficiente para que ocurran cambios con impacto para 2019, el primer año de la futura administración del presidente, por quien nadie pondría las manos en el fuego hoy.
En 2014, cuando fue la última elección presidencial de Brasil y la ex presidenta Dilma Rousseff fue reelegida con pequeña ventaja sobre el tucano Aécio Neves, el dólar se revalorizó casi un 10% en relación al real.
En 2015, con la credibilidad del gobierno en fuerte caída, el dólar subió el 46,7%, mientras que el 28% de ese total se contabilizó en cuatro meses, de junio a septiembre. En otros cuatro meses -de noviembre de 2015 a febrero de 2016 - la inflación, en 12 meses, superó el 10%. La Selic avanzó al 14,25%, donde permaneció por casi un año y medio. Con Dilma en la ruta del impeachment, el dólar cayó casi 11% de enero a mayo de 2016; de mayo a agosto, cuando el Senado aprobó la salida definitiva de Dilma, esa caída se profundizó en un 9,7%