Todos los Poderes Ejecutivos, ya sea Nacional, Provinciales y/o Municipales, cuentan con un Presupuesto anual de Ingresos y Gastos, el cual, una vez aprobado, indica cómo se deben administrar los mismos. Si debido a una buena gestión, adecuada fiscalización, o mayor actividad económica, la recaudación resulta mayor a la estimada en el Presupuesto, la pregunta es ¿por qué nadie destina el sobrante a disminuir los impuestos, premiando de esta manera a quienes cumplen?
Voy a un ejemplo, si la recaudación estimada del Estado nacional para el 2014 es de
$ 800 mil millones y a fin de año la recaudación real fuera de 900 mil millones, el estado estaría obligado a destinar el sobrante de 100 mil millones, no a gastar más, no a enviar discrecionalmente partidas a los gobernadores, sino a bajar impuestos, como por ejemplo el muy discutido y distorsionador impuesto a los débitos y créditos bancarios, o cuarta categoría de ganancias que afecta directamente el bolsillo de los trabajadores.
En lo personal creo que en este contexto de impuestos extremadamente altos (por mencionar algunos, Ganancias 35%, IVA 21% Imp. Internos hasta 70%, etc.etc.) estaría bueno que cuando la recaudación superase las metas todos nos beneficiáramos.
Sería interesante que de una vez por todas el Estado pusiera límites a la voracidad fiscal por mayores ingresos y, lo que es peor, mayores gastos. De esta manera ayudaría a bajar la inflación, ya que con metas de impuestos menores sería más difícil incurrir en gastos altos.
Estoy convencido de que se crearía un círculo virtuoso de mayor recaudación, baja de impuestos, mayor actividad económica , mayor recaudación, y así sucesivamente.
Impuestos más bajos , además, serian una menor tentación para eludirlos.
Con este concepto todos bregaríamos por el cumplimiento impositivo de los demás y nos sentiríamos participes de la administración del país.
Sin ir más lejos el primer Ministro italiano Matteo Renzi , presento una serie de medidas económicas destinadas a producir una reactivación de la economía, entre otras , habla de una rebaja en los impuestos a los trabajadores de medianos y bajos ingresos.
Adicionalmente podríamos tener un presupuesto que durase todo el mandato de gestión, es decir 4 años, con revisiones anuales. Esto complementaría la idea de reducción impositiva, y permitiría una mayor planificación. ¿Sería muy loco de imaginar?
En esta época de creación de impuestos compulsivos, como por ejemplo el reciente de los automotores, fijar pautas de más largo plazo nos daría certeza, ya seamos un empresario o Doña Rosa. Hoy sucede, por ejemplo, que en el impuesto a las ganancias de cuarta categoría un empleado no sabe cuánto es lo que va a cobrar aun manteniendo el mismo puesto y con una pauta inflacionaria estipulada.
Señores, pongámonos de acuerdo para implementar políticas estratégicas, no de corto plazo ni de un determinado partido político, que nos permitan vivir mejor.
Ojalá esta idea ayude y entre todos podamos desarrollarla.
¡Salud!