No sabemos. En los últimos 14 años la tarea desarrollada por el presidente Hugo Chávez fue intensa y no puede catalogarse de anecdótica.
Desde su consigna bolivariana hasta su objetivo de construir su socialismo del siglo XXI eran banderas que tienen una larga historia en todo nuestro subcontinente. Su izquierdismo nacionalista poblado de figuras como Fidel Castro, Ernesto Guevara, Mao Tse Tung, Lenin, Ho chi ming, Nasser, Nehru y Perón, más los padres fundadores Martí, Artigas, San Martín y Sucre expresaban una mezcla de las consignas anti-imperialistas y tercermundistas de los 70s. No estaba solo. Lula, Morales, Humala, Mujica, Dilma, Bachellet, Cristina y muchos líderes de la región abrevaron en las mismas fuentes.
Algunos se replantearon tácticas y estrategias despues del baño de sangre que protagonizaron los regímenes militares que pretendieron exterminar el peligro comunista con epicentro en La Habana.
No es casual que, con la sola excepción de lvaro Uribe, ningún jefe de estado sudamericano lo haya criticado expresamente. Ni siquiera lo hicieron los que claramente provienen de partidos con larga tradición de derecha.
Hugo Chávez regaló y/o prestó mucho dinero a sus amigos y denostó a sus enemigos empezando por los norteamericanos a los que llamaba despreciativamente Pitiyankees.
Sin embargo, todo indica que los aires soplan para otro lado. Los BRICS -China, India, Rusia, Brasil y Sudáfrica- se proponen como los grandes interlocutores para captar las grandes inversiones y los mejores créditos demostrando alta credibilidad y estabilidad política y económica.
El caso particular de China, que aspira a superar a los EEUU en no más de 15 años, asume crecientemente un rol de gran responsabilidad planetaria.
El capitalismo y el socialismo marchan hermanados en el siglo XXI por caminos que Chávez no comprendía y que, seguramente, sus sucesores no querrán recorrer. Los venezolanos tienen la palabra.