Los cambios macroeconómicos negativos evidenciados en el sector industrial tras la profundización de la recesión, la caída del consumo y la incertidumbre agregada por el default de la Argentina también terminaron por afectar a hombres de negocios afines al modelo kirchnerista. Empresarios que vinieron sacando provecho de la supuesta década ganada ahora sufren los efectos no deseados de una realidad que está lejos de la que dibujan los discursos oficiales. Caída de la producción, incremento de la capacidad ociosa, suspensión de personal y despìdos están convirtiéndose en moneda corriente en sectores que alguna vez apuntalaron el libreto oficial.

Ejemplos como los de la gráfica de origen estadounidense Donnelley; la productora de aceros Acíndar; la de varias terminales automotrices y de otras tantas autopartistas, además de frigoríficos, demuestran que la situación se ha complicado y que el default terminará provocando el mismo efecto que colocar cera en un tobogán. Es decir, acelerar la caída.

En este contexto, varios empresarios kirchneristas también se están viendo perjudicados por el cambio de ciclo. El claro ejemplo es el de Cristóbal López, quien solo en los últimos tres años, gastó más de u$s 300 millones en la compra de empresas de sectores tan diversos como lácteos, petróleo, concesiones viales, medios de comunicación, finanzas y turismo. En este raid comprador se quedó con la fabricante de dulce de leche La Salamadra; 380 estaciones de servicio y una refinería de Petrobras; el grupo de medios con C5N y Radio 10 a la cabeza; la concesionaria de las rutas 2 y 11; el banco Finansur: el hotel Los Notros y la autopartista Paraná Metal.

Poco le duró el festejo por la Copa Libertadores ganada por su equipo, San Lorenzo, el miércoles. Es que después de tanta demostración de fidelidad al dictado K, ahora el empresario no la está pasando bien. Varias de sus empresas están suspendiendo personal y sufriendo los embates gremiales. El último caso es el de Paraná Metal, que suspenderá totalmente su producción a partir del próximo lunes próximo y hasta el 7 de septiembre. ¿La razón?. La misma que se escucha decir a todos: la caída de las ventas.

A principios de noviembre de 2010, en medio de un conflicto que mantenía paralizada la producción, López, por medio de su grupo Indalo, se hizo cargo de Paraná Metal. Redujo su personal de 900 a 150 operarios. Del resto, 400 operarios se fueron tras conseguir otro trabajo o aceptar el retiro voluntario y otros 350 fueron despedidos e indemnizados o se jubilaron.

Puso en marcha un plan de reconversión orientado a cambiar la clásica producción de blocks de motores por piezas más chicas, como campanas y discos de freno, que serían vendidos a Ford Brasil, su principal cliente en la última década. También pensó en fabricar piezas para maquinarias agrícolas.

Además, logró que la Justicia homologase un acuerdo con sus acreedores para evitar la quiebra gracias a una propuesta aceptada por un 80% de un total de 250 acreedores, entre los que se destacan el Banco Nación y Ford. General Motors. Además, la propia UOM es acreedora, ya que Paraná Metal mantiene con el sindicato.

Sin embargo, desde la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), que agrupa al personal de Paraná Metal, vienen denunciando que la compañía no hizo las inversiones en tecnología necesarias para esa reconversión, que también fue afectada por la crisis automotriz, y que además no terminó de dejar de ser una fundición para convertirse en una autopartista.

Mientras dure el período de freno de producción de la fábrica los 150 operarios que serán suspendidos cobrarán el 75% del salario de bolsillo y sólo serán afectados tres trabajadores a proceso de mantenimiento.

El anuncio del freno de la producción de Paraná Metal fue hecho por Héctor Ibarra, secretario general de la UOM Villa Constitución, ya que no hubo información oficial de parte de la autoridades de la compañía. El dirigente gremial explicó a la agencia de noticias DyN que si bien en esta empresa no se habla de pérdida de empleo, en los talleres y empresas contratistas sí. Anticipó que el sindicato buscará alternativas de solución. Trataremos de mantener reuniones con funcionarios del Ministerio de Industria para buscar de paliar esta situación, aseguró. Sin embargo, en las oficinas de Débora Giorgi no hay pautada para hoy ninguna reunión específica sobre este tema. La agenda de la Ministra girará en torno al problema puntual de Donnelley y, en general de la situación laboral. Además, la semana que viene la funcionaria viaja a Rusia en misión oficial y luego tiene otra escala en Bolivia.