

En los lugares donde la luz solar nunca alcanza, habitan criaturas casi míticas: las salamandras subterráneas.
Extendidas por todo el planeta, con una presencia especialmente notable en Europa, América del Norte y Asia, estos anfibios han fascinado a los científicos durante siglos, quienes han tratado de comprender su comportamiento.
Lejos de ser simplemente "crías de dragón", como se creía en el pasado, estas criaturas resultaron ser mucho más complejas.
Los proteos, una de las especies más emblemáticas, no se limitan a la oscuridad perpetua de las cuevas. Estudios recientes revelan que estos hábiles navegantes del subsuelo, guiados por su agudo olfato y audición, transitan más allá de sus dominios habituales.

Las "criaturas del inframundo" emergen a la luz en busca de alimentos
Un reciente estudio científico ha desafiado todo lo que sabemos sobre los proteos, salamandras que residen en las profundidades oscuras de cuevas y acuíferos.
Los hallazgos muestran que no están restringidos a vivir únicamente en la oscuridad, sino que realizan incursiones nocturnas a la superficie en busca de alimento.
Los investigadores que monitorearon los proteos en 15 manantiales del este de Italia observaron una actividad más pronunciada durante la noche.
Además, notaron muchos de ellos regurgitaban lombrices, lo que sugiere que cuando se desplazan a la superficie, no es simplemente para escapar, sino que están en busca de alimento.
Un colaborador del estudio aseguró a The New York Times que algunas de las salamandras halladas en aguas superficiales estaban "claramente bien alimentadas".

¿Por qué se les consideraba "crías de dragón"?
En épocas antiguas, la apariencia singular de los proteos, con su piel rosada, ojos diminutos y cuerpo alargado, cautivaba la imaginación de la gente.
Sin entender completamente su origen y comportamiento en las profundidades oscuras, se les atribuían cualidades fantásticas, como ser considerados las crías de criaturas míticas como los dragones.













