Los antiguos romanos creían que era la puerta al infierno: arqueólogos encontraron una cueva mortal de 2200 años
Los antiguos romanos creían que el Plutonio de Hierápolis era un portal hacia el inframundo. Sin embargo, el descubrimiento de una concentración letal de dióxido de carbono en su interior sugiere que esta reliquia arqueológica era, en realidad, una anomalía natural.
Los antiguos romanos creían que el Plutonio de Hierápolis, un santuario dedicado a Plutón en la antigua región de Frigia, era una puerta hacia el inframundo.
Esta reliquia arqueológica de 2,200 años de antigüedad, redescubierta en 2011 por investigadores de la Universidad de Salento, resultó ser más peligrosa de lo que se pensaba. Los científicos descubrieron que en su interior contenía una concentración letal de dióxido de carbono.
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Plutonio de Hierápolis, un sitio de gran interés arqueológico
El Plutonio de Hierápolis, también conocido como Puerta de Plutón, se encuentra en la base de una colina de travertino, una roca caliza formada por acumulación de depósitos de minerales.
En la Antigua Roma, los romanos sacrificaban animales en nombre de Plutón, dios del inframundo en la mitología griega. De acuerdo con los relatos, los animales que entraban a este santuario morían en cuestión de segundos.
"Este espacio está lleno de un vapor tan brumoso y denso que apenas se puede ver el suelo. Cualquier animal que pase dentro se encuentra con la muerte instantánea", escribió el historiador griego Estrabón.
El secreto letal del Plutonio de Hierápolis
En 2011, arqueólogos de la Universidad de Salento redescubrieron el Plutonio de Hierápolis. Tras varias pruebas en el lugar, descubrieron que esta cueva era peligrosa no por ser un portal hacia el inframundo, sino a causa de una concentración letal de dióxido de carbono.
El dióxido de carbono proviene de una fisura subterránea que emite grandes cantidades de gas volcánico, que se acumula formando un "lago" que se eleva 40 centímetros por encima del suelo.
Durante el amanecer, el nivel de dióxido de carbono en el Plutonio de Hierápolis es más alto. Durante el día, el Sol disipa parte del gas, pero la concentración sigue siendo peligrosa. Los científicos estiman que el nivel de dióxido de carbono en la cueva puede alcanzar el 35%, porcentaje que podría ser mortal para un humano.