Aunque muchas veces se piensa que la contaminación del aire es un problema exclusivo de ciudades como Ciudad de México o Bogotá, la realidad es que la peor calidad del aire de Sudamérica se encuentra en Perú.
El distrito de Santa María, en Ate, Lima, ha sido identificado como el área con los niveles más altos de polución en la región.
Además, otras zonas de la capital, como San Juan de Lurigancho y Puente Piedra, también presentan cifras preocupantes, lo que posiciona a Lima entre las ciudades con los peores índices de contaminación del aire en América Latina.
¿Por qué Perú es el país con más contaminación de Sudamérica?
El informe World Air Quality Report 2024 de IQAir revela una preocupante situación para Santa María, un distrito de Ate, en Lima, que ha registrado una concentración de PM2.5 de 53.4 µg/m³.
Esta cifra es más de diez veces superior al nivel recomendado por la OMS, que establece un límite de solo 5 µg/m³ para proteger la salud pública.
El impacto de estos elevados niveles de contaminación convierte a Santa María en el área con el aire más contaminado de toda América Latina. Esta situación no solo afecta la calidad de vida de millones de peruanos, sino que también plantea riesgos serios para la salud pública, especialmente entre los sectores más vulnerables de la población.
¿Qué es el PM2.5 y por qué representa un peligro para la salud?
El PM2.5 hace referencia a las partículas finas suspendidas en el aire con un diámetro menor o igual a 2.5 micrómetros, lo que las hace tan pequeñas que pueden penetrar profundamente en los pulmones y llegar al torrente sanguíneo.
Estas partículas provienen principalmente de fuentes como el tráfico vehicular, la industria, la quema de combustibles fósiles y los incendios forestales. Lo que hace tan peligroso al PM2.5 es su capacidad para causar una serie de problemas de salud graves, como enfermedades respiratorias, cardiovasculares e incluso cáncer.
Debido a su tamaño, las partículas pueden evadir las defensas naturales del cuerpo y desencadenar inflamación crónica, lo que aumenta el riesgo de ataques al corazón, derrames cerebrales y otros trastornos.
La exposición prolongada al PM2.5 también puede empeorar condiciones preexistentes, como el asma, y afectar especialmente a los grupos más vulnerables, como los niños, las personas mayores y quienes padecen enfermedades respiratorias.