

El clima global está experimentando cambios inesperados que podrían afectar la temporada de huracanes. Recientes observaciones han revelado un enfriamiento en el océano Atlántico, lo que ha sorprendido a los meteorólogos que anticipaban una temporada intensa.
Las principales agencias meteorológicas del mundo habían pronosticado una temporada de huracanes activa debido al calentamiento anómalo del océano Atlántico. Sin embargo, en un giro inesperado, se ha detectado un descenso en las temperaturas de esta región. Desde mayo, el océano Atlántico ecuatorial ha mostrado un enfriamiento inusual, fenómeno que algunos expertos han denominado "Niña Atlántica".
Pedro DiNezio, de la Universidad de Colorado en Boulder, ha destacado que las temperaturas promedio del océano global están en descenso. La NOAA reportó que en julio de este año, las temperaturas de la superficie del mar fueron más frescas que en el mismo mes de 2023, marcando el fin de un periodo de 15 meses de temperaturas oceánicas récord.
El fenómeno poco conocido que puede provocar grandes huracanes
El enfriamiento se concentra en un estrecho corredor a lo largo del Ecuador, cerca de la costa africana. Los vientos alisios, que aumentan en verano, están jugando un papel crucial al mover el aire hacia el oeste y reducir el calor del océano. A inicios de 2024, se registraron aguas cálidas en el Atlántico ecuatorial oriental, pero desde finales de mayo, las temperaturas han comenzado a descender rápidamente.
Franz Philip Tuchen, de la Universidad de Miami, ha indicado que si las temperaturas se mantienen 0,5 °C por debajo del promedio durante al menos un mes más, se podría clasificar oficialmente como una "Niña del Atlántico". Este enfriamiento ha coincidido con un debilitamiento de los vientos alisios, lo que normalmente provocaría un aumento de las temperaturas, generando confusión en la comunidad científica.

Los cambios en las temperaturas oceánicas podrían tener un impacto significativo en el clima global. Los investigadores sugieren que los fenómenos de La Niña podrían alterar los patrones climáticos en todo el mundo, afectando tanto la temperatura como la humedad. Por ejemplo, La Niña en el Pacífico suele asociarse con condiciones secas en el oeste de Estados Unidos y húmedas en el este de África.
En contraste, una Niña del Atlántico podría reducir las precipitaciones en el Sahel africano y aumentarlas en ciertas áreas de Brasil. Este contexto es crucial para la temporada de huracanes, ya que la región afectada por la posible Niña Atlántica no se encuentra en los trópicos, donde se forman los huracanes, aunque el agua sigue siendo cálida.
A pesar de esto, se ha demostrado que una Niña del Atlántico puede disminuir las precipitaciones en el Golfo de Guinea, limitando así la formación de ciclones tropicales.
Por otro lado, el fenómeno de La Niña en el Pacífico está relacionado con un aumento de las fuerzas tropicales provenientes del este de África, lo que incrementa la actividad de huracanes.
Con la llegada de La Niña y la temporada de huracanes de 2024, se prevé una actividad intensa. Sin embargo, la Niña del Atlántico podría retrasar lo que se esperaba como una temporada muy activa, siempre que este fenómeno se desarrolle efectivamente. Los expertos advierten que, aunque es complicado prever el impacto exacto, hay razones para creer que la Niña del Atlántico podría posponer el enfriamiento en el Pacífico, creando una dinámica entre ambos océanos.
Michael McPhaden de la NOAA concluye que podría haber un tira y afloja entre el Pacífico y el Atlántico en sus esfuerzos por regular las temperaturas globales. Esta información fue compartida por Xataka.
Además, se ha observado que el fenómeno de El Niño, que podría desarrollarse en el Pacífico en los próximos meses, también podría influir en la intensidad de la temporada de huracanes, complicando aún más las predicciones climáticas para 2024.













