

Para la mayoría dejó de ser un juego. En la Argentina, el sector de videojuegos ya factura U$S 50 millones al año y emplea a más de 2.000 personas. Se trata de un sector relativamente jóven, con empresas que en general no tienen más de una década (la mayoría surgió tras la devaluación de finales de 2002), con un crecimiento explosivo durante los últimos años y una agresiva estrategia de exportación. Cerca del 95% de los videojuegos que se desarrollan localmente se exportan, principalmente a los Estados Unidos y Europa.
Una serie de tendencias están acelerando la expansión de la industria global de videojuegos, en las que se insertan los desarrolladores locales. Es un segmento que está cambiando y está creciendo en más de un frente, reflexiona Diego Tartara, director de Tecnología del estudio de Gaming de Globant, cuyo staff varía entre 300 y 500 personas -de acuerdo con la estacionalidad de los proyectos- para las tareas de desarrollo y testing.
Concentrados
La aparición de los juegos sociales y casuales tuvo un impacto increíble, así como también la incorporación de la dinámica de videojuegos al marketing, el branding y la fidelización de clientes en las empresas, expresa. Varios estudios han relevado recientemente a esta industria. El Centro de Estudios para el Desarrollo Económico Metropolitano (CEDEM) del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires realizó una serie de encuestas anuales sobre esta actividad. El Instituto de Industria de la Universidad Nacional de General San Martín (UNGS) hizo un trabajo de campo a nivel nacional entre septiembre de 2010 y febrero pasado. En tanto, la cámara que agrupa a las empresas del sector, la Asociación Argentina de Desarrolladores de Videojuegos (ADVA), también maneja sus propias cifras.
Para el año fiscal 2010-2011, que cierra este mes, la empresa QB9 prevé facturar u$s 1,9 millón. Su CEO, Hernán Rozenwasser, considera que la industria local creció en los últimos cinco años, pero con un perfil orientado a desarrollar juegos con valor agregado para terceros, que es lo más sencillo de hacer al principio y por los menores costos. Pero una empresa no puede crecer exponencialmente sólo haciendo trabajos para terceros.
Si bien ADVA contabiliza unas 65 empresas en actividad, la UNGS calcula que son entre 90 y 100. En la Ciudad de Buenos Aires está la mayoría, pero el Ministerio de Producción de la Provincia de Santa Fe detectó unas 21 firmas en suelo santafesino (nucleadas en el Cluster de desarrolladores de videojuegos de Santa Fe). Córdoba y Jujuy son otras de las provincias donde se identificaron emprendimientos de videojuegos.
Con operaciones en San Francisco (Estados Unidos) y Buenos Aires, Minor Studios tiene su centro de desarrollo en el barrio de Palermo, donde trabajan 20 personas, La idea es, en un año, llegar a 35 empleados para seguir desarrollando nuestros productos en múltiples plataformas e incorporar el área de consolas, señala Martín Repetto, director de la empresa, cuya dotación -como el resto de la industria- tiene un promedio de edad de 25 años. Concentrado en desarrollar sus propios contenidos -hoy, tiene el videojuego Atmosphir-, al crear nuestra propiedad intelectual el equipo creativo es central para nosotros, argumenta. El producto ya está hecho: el desafío ahora es lograr que se transforme en un negocio, señala Repetto.
Estudio
El relevamiento de la UNGS detectó que, en materia de capacitación y organización del trabajo, casi el 70 por ciento de las compañías del sector había realizado alguna capacitación para sus empleados durante el período 2008-2010. La media de ventas anuales es de $ 2,7 millones, dice Rodrigo Kataishi, economista del Instituto de Industria de la UNGS, investigador del Conicet y uno de los responsables del Relevamiento a Empresas de Videjuegos de la Argentina, en el que se señala que en los últimos dos años la industria de los videojuegos explotó por la aparición de nuevas plataformas de distribución (smartphones, redes sociales, entre otros), que llevaron a los juegos a ser un producto de consumo masivo. Desde entonces, las barreras tecnológicas de entrada bajaron y la alta demanda está sosteniendo a los estudios locales, que con productos y servicios de calidad buscan conquistar un lugar en el mercado mundial de videojuegos.










