Los robots están presentes por donde uno mire. Claro que, lejos de las fantasías de máquinas humanoides, estos artefactos son menos vistosos -al punto de pasar desapercibidos y naturalizados como parte del paisaje- pero no por eso resultan menos útiles.

La convergencia de una serie de tecnologías que bajaron sus costos de la mano de su masificación y de movimientos como el hardware libre extendieron la frontera de la robótica tanto en las aplicaciones industriales como en desarrollos para la educación y el entretenimiento.

La investigación

La robótica es multidisciplinaria: en ella colaboran la mecánica, la electrónica, la informática y el control.

En la Argentina, algunas universidades tienen grupos de investigación, que abordan los distintos problemas que plantea, principalmente, la robótica móvil: desarrollo de sensores, algoritmos de inteligencia artificial y sistemas de control y navegación, entre otros. La mayoría de ellos, además, realiza transferencia tecnológica a las empresas.

Estamos en la cuarta generación de robots. Se trata de aplicaciones que poseen una conexión inteligente entre percepción y acción. Tienen sensores que captan y envían información a la computadora de control, lo que permite una toma inteligente de decisiones basadas en la percepción e interpretación del entorno en tiempo real, incluso hasta pueden lidiar con la incertidumbre, señala Ricardo Carelli, investigador del Conicet y director del Instituto de Automática de la Universidad Nacional de San Juan (UNSJ).

En el ámbito laboral, muchas tareas insalubres y repetitivas son progresivamente reemplazadas por el uso de máquinas que las realizan con mayor precisión y sin cansancio. Aquí sobrevuela el fantasma de la desocupación de quienes realizan esos trabajo, una problemática que se profundizará a medida que los robots extiendan su uso de acción a tareas cada vez más calificadas.

Mientras, a escala mundial, la industria experimenta su mayor auge, ¿qué aportes pueden hacerse desde la Argentina? Para Mauricio Anigstein, director del laboratorio de Robótica de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Buenos Aires (FI-UBA), el sector de alimentos es una actividad que está creciendo en la incorporación de robots a escala global, con lo cual dada la importancia que tiene en nuestro país, podría ser un ámbito de desarrollo de automatización. Aunque advierte que el verdadero cuello de botella para el sector reside en la formación de recursos humanos especializados, tanto en el desarrollo como en el uso y aprovechamiento de las aplicaciones de robótica.

Aporte local

Los emprendimientos relacionados con la robótica que se desarrollan en la Argentina y que fueron relevados por Information Technology en su edición de septiembre presentan varios puntos en común: el esfuerzo en diseño, valor agregado y en la integración local de partes; la importación de la mayoría de los componentes de tipo electrónico; la utilización de estándares abiertos; y la adaptación de la tecnología a las necesidades locales.

De esta forma, la robótica se extiende en el ámbito local con aplicaciones para la industria, el comercio, la educación y el agro.

Su techo de aplicación parece estar muy lejos todavía y la mayoría de los especialistas coincide en que la actual disponibilidad de tecnologías a las que se puede acceder no tiene precedentes y marca un punto de inflexión para lo que vendrá en los próximos años.