Luego de que suex abogado Michael Cohen denunciara que en el 2016, en plena campaña electoral Trump le ordenó pagarles unos u$s 300.000 a dos mujeres para que no revelaran sus amoríos con el entonces candidato presidencial, el ahora mandatario quedó bajo la sospecha de haber violado las leyes de financiación electoral.

Si se constata que el dinero para esos pagos salió del fondo de campaña, habría infringido la ley. Pero Trump, que tras negarlo finalmente reconoció que se efectuaron esos pagos, salió a aseverar que no fueron con fondos de la campaña sino que salieron de su bolsillo.

En todo caso, evaluó necesario defenderse con su característica arma: el contraataque, atribuyéndose la autoría de la actual bonanza económica en su país y advirtiendo de un colapso si él quedara fuera de juego.

"Si soy censurado, los mercados (financieros) se hundirían. Creo que todo el mundo sería más pobre", afirmó Trump a Fox, una emisora proclive al jefe de Estado norteamericano.

Trump insistió en la buena salud de la economía en EE.UU., que en el segundo trimestre creció a una tasa anualizada del 4,1% y se lo atribuyó a sus políticas de desregulación y recorte de impuestos.

"No se cómo se puede censurar a alguien que está haciendo un gran trabajo (...) Se verían números que (ustedes) no creerían, en retroceso (de abrirse el juicio político)", agregó.

La revelación de Cohen acentuó las especulaciones sobre la posibilidad de que los demócratas abran un juicio político contra Trump si retoman la Cámara Baja tras las elecciones legislativas de noviembre, pero los líderes de la oposición han evitado por ahora hacer promesas sobre ese proceso de destitución.