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La política familiar de China, el país más poblado del mundo, fue adaptándose en las últimas décadas a sus circunstancias políticas y económicas, pero el cambio actual promete ser rotundo.
Las estadísticas ahora vuelven a imponer la necesidad de modificar la política demográfica ya que, aunque la población sigue creciendo -hasta los 1411 millones de habitantes en 2020-, lo hace a un ritmo lento. En la última década, la población china apenas aumentó en 72 millones de habitantes, un 5,38%, un dato que no tiene precedentes desde que se inició el censo en los años 50.
Para "responder al envejecimiento de la población", el Comité Político del Partido Comunista de China (PCCh) determinó hoy que es momento de elevar a tres hijos el límite máximo por familia. Así aspira a "mejorar la estructura poblacional" y "preservar las ventajas en recursos humanos en el país", para lo cual también prometió medidas de apoyo, según la agencia Xinhua.
Otros datos que explican este cambio de política se desprenden de la pirámide por edades, donde actualmente los mayores de 60 años representan el 18,7% del total de la población y en 2020 nacieron unos 12 millones de niños, la cifra más baja desde los años 60. La tasa de fertilidad por mujer ronda los 1,3 hijos, por debajo del objetivo de 1,8 que se había marcado el gobierno hace un lustro.
QUÉ PASÓ EN LOS AÑOS 70
En la década de los setenta, China avanzaba a paso firme hacia los mil millones de habitantes y en simultáneo trataba de poner en práctica un ambicioso plan de desarrollo económico que permitiese al país conservar la esencia del comunismo en un contexto marcado por experimentos fallidos en otras partes del mundo.
En 1979, el entonces presidente Deng Xiaoping determinó que era necesario controlar la natalidad e introdujo la controvertida política del hijo único. El Gobierno ofreció incentivos a quienes cumplieran y castigaba con multas a los ciudadanos que desoyesen la medida, especialmente vigilada en núcleos urbanos.
La política derivó en todo tipo de abusos, ya que mientras que las clases ricas tuvieron la posibilidad de sofocar con dinero sus excesos, en otros contextos hubo abandonos de hijos, abortos clandestinos e incluso asesinatos de recién nacidos, todos ellos con las niñas como víctimas principales.
Si solo se podía tener un hijo, muchas familias preferían apostarlo todo al varón, lo que en la práctica ha derivado en una sociedad con más hombres que mujeres. Según el último censo, la proporción de ciudadanos varones supera el 51,2%.
De los '80 a la actualidad
En la década de los 80, las autoridades autorizaron a las familias de zonas rurales a tener un segundo hijo si el primero era una niña, pero el gran cambio a nivel nacional no llegó hasta 2013, cuando el Gobierno anunció que el permiso se ampliaría a todas aquellas parejas en las que al menos uno de los progenitores fuese hijo único.
Dos años más tarde, en 2015, el gigante asiático dio carpetazo definitivo a su política del hijo único para autorizar sin condiciones un máximo de dos hijos por pareja. Este cambio derivó en 2016 en un aumento del 7,9% en la cifra de nacimientos, un dato sin precedentes desde principios de siglo, pero no fue suficiente para invertir la tendencia.