El crecimiento económico de China caería por debajo del 7% en el tercer trimestre por primera vez desde la crisis financiera global, prevén economistas, lo que presionaría a las autoridades para que implementen más medidas de estímulo, ya que los temores de que se registre una desaceleración mayor preocupan a los inversores.
Los líderes chinos han estado tratando de garantizar a los mercados globales que pueden manejar a la segunda mayor economía del mundo, luego de que una impactante devaluación del yuan y un desplome bursátil en agosto provocaron temores de una debacle económica. Pero incluso el Gobierno admite que la economía está entrando en una fase de crecimiento más lento tras décadas de fuerte expansión.
El crecimiento del producto interno bruto (PIB) en el tercer trimestre probablemente se desaceleró a 6,8% interanual, una baja frente a la expansión de 7% en el segundo trimestre, según un sondeo de Reuters entre 50 economistas.
Ese sería el ritmo de expansión más débil desde el primer trimestre de 2009, cuando se frenó a un avance de 6,2%, pero lejos de una pérdida alarmante del impulso. El lunes próximo el gobierno informará los datos económicos del tercer trimestre. En vez de calmar a los mercados financieros, una lectura de fortaleza podría reforzar el escepticismo que ya existe sobre la confiabilidad de los datos oficiales chinos.
Algunos economistas creen que las estadísticas del gobierno en realidad podrían estar subestimando el consumo y un fuerte crecimiento del sector de servicios. Pese a débiles exportaciones e importaciones, sobrecapacidad industrial y una baja del sector inmobiliario, el crecimiento económico anual en los dos primeros trimestres de este año fue de 7%, en línea con la meta de Beijing para todo el año.
En medio de estas estimaciones, la segunda economía del mundo volvió a dar ayer nuevas señales de desaceleración. La inflación se enfrió más que lo esperado en septiembre, mientras que los precios al productor extendieron su caída a un cuadragésimo tercer mes consecutivo, lo que aumenta la preocupación sobre las presiones deflacionarias.
El índice de precios al consumidor (IPC) subió 1,6% en septiembre respecto al mismo mes del año previo, informó ayer la Oficina Nacional de Estadísticas, por debajo de las expectativas de un aumento de 1,8% y del alza de 2% en agosto.
Reflejando las tensiones crecientes que afectan a las empresas chinas, desde la demanda débil al exceso de capacidad, los fabricantes continuaron recortando sus precios de venta para ganar negocios. El índice de precios al productor (IPP) cayó 5,9% respecto al año previo, en línea con las expectativas.