

Estados Unidos se sumó a una veintena de países que apoyan al Reino Unido y anunciaron la expulsión de unos 114 diplomáticos rusos, muchos de ellos acusados de espionaje, como respuesta al supuesto envenenamiento por parte de Rusia de un ex agente doble.
Se trata de una reacción en bloque al ataque químico contra el ex agente Sergueï Skripal y su hija, ocurrido a inicios de marzo en Salisbury.
Rusia, en tanto, dijo que la ola de expulsiones de diplomáticos es un "gesto provocador".
El paso más enérgico lo dio la Casa Blanca, que ordenó la expulsión de 60 diplomáticos -incluyendo 12 que trabajan en la representación ante la ONU-, a los que acusó de ser "oficiales de inteligencia".
Además, el presidente Donald Trump determinó el cierre del Consulado de Rusia en la ciudad de Seattle a raíz de su proximidad con la base de submarinos de Kitsap y de la base de la gigante aeronáutica Boeing.
Los 12 rusos que actúan en la representación ante la ONU y otros 48 destinados en Washington y Nueva York tienen plazo hasta el 2 de abril para abandonar el territorio.
En tanto, el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, anunció que "de forma concertada, 14 países de la Unión Europea decidieron expulsar diplomáticos rusos". Tusk añadió que "no se excluyen medidas adicionales, incluyendo más expulsiones".
Alemania, Francia y Polonia echaron hasta ahora cada uno a cuatro diplomáticos rusos; República Checa y Lituania a tres, al tiempo que Italia, España, Albania, Dinamarca y Holanda a dos diplomáticos. También hicieron lo propio los gobiernos de Rumania, Letonia, Estonia, Finlandia, Suecia, Croacia, Macedonia, Noruega y Hungría, cada uno de los cuales expulsó un diplomático. Canadá envió a su país a cuatro diplomáticos rusos, y Ucrania a 13. A estos se suman a los 23 ya expulsados antes por Reino Unido. Por su parte, el gobierno de Islandia anunció que no enviará autoridades a la ceremonia de apertura de la Copa Mundial de Fútbol.












