Infinidad de veces Celso Amorim, actual ministro de Defensa de Brasil y ex canciller durante el gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva, estuvo en Buenos Aires. Esta vez, el motivo fue la presentación de su libro Breves narrativas diplomáticas. En una entrevista exclusiva con El Cronista, Amorim habló de todo: Dilma candidata, las relación bilateral, la crisis venezolana... y hasta del Mundial.


Dilma Rousseff buscará la reelección en octubre pero los últimos sondeos muestran que su popularidad cayó. ¿Le preocupa?

Tengo la impresión de que tiene una gran chance para la reelección y estoy tranquilo de que probablemente será ese el resultado.


Algunos en Brasil especulan con la posibilidad de que Lula da Silva sea el candidato de última hora si hubiera riesgo de tener que ir a ballottage...


Yo, como humilde ministro de Defensa, no me voy a pronunciar sobre eso. Pero lo que sí veo es que, aunque hay una oscilación, la proporción de gente que votaría por Dilma sigue siendo más alta que la suma de todos los otros candidatos, entonces vamos bien.


Esta semana, por un giro de la Argentina, hubo avances en el acuerdo UE-Mercosur. ¿Cree que podrá cerrarse?


Uno lee por ahí que algunos dicen es mejor hacerlo sin nuestros socios. Hace años lo pensaba Argentina en relación a Brasil y ahora lo dicen los empresarios brasileños. Ya no soy canciller y no tengo detalles, pero creo que es muy importante que los países estén unidos porque juntos tenemos mucho más poder de negociación. Esa es toda la idea de la integración. Las negociaciones con los europeos son muy duras, y lo digo con conocimiento. Hubo un momento, hace 10 años, que aparentemente estábamos muy cerca, pero cuando Europa presentó la oferta en agricultura nos pareció insuficiente. Espero que ahora sea distinto.


¿Cómo ve las relaciones entre Argentina y Brasil hoy, después de los cortocircuitos por las trabas a las importaciones impuestas por el gobierno argentino?


Solamente no tienen tensiones los países que no tienen comercio entre ellos; entonces hay que ver eso de manera relativizada. No estoy diciendo con esto que no haya que vencer las dificultades que surgen cuando uno u otro reclaman por algunos sectores, pero hay que tratar todo con el diálogo y la conciencia de que somos muy importantes el uno para el otro y es una relación verdaderamente estratégica. Todo lo que estamos haciendo en términos de integración sudamericana, por ejemplo, sólo es posible solamente porque Brasil y Argentina tienen entendimientos básicos muy fuertes, aun cuando pueda haber problemas específicos.
Usted suele hacer hincapié en la cuestión de la defensa cibernética y de los recursos naturales. Pero da la sensación de que, a nivel regional, sólo Brasil está metido de lleno en esto...


Tiene que ver con la evolución de la propia conciencia de la gente en cada país. Como somos países muy pacíficos, la tendencia es pensar que nada va a pasar con nosotros. Pero uno nunca puede estar seguro, sobre todo por la riqueza de recursos naturales de nuestra región. ¡El agua! Ese va a ser el principal recurso en el futuro.


La Alianza del Pacífico (México, Perú, Colombia y Chile) ¿es una oportunidad o una amenaza para los países que están afuera?


Para hablar con toda franqueza, lo que me gusta menos de la Alianza del Pacífico es el nombre. Alianza da la idea de que es contra algo o alguien, algo que en realidad no es. En los medios brasileños se difundió la idea de que, mientras ellos están con su comercio abierto y haciendo negociaciones de libre comercio, nosotros estamos muy cerrados. Pero no es verdad: nosotros tenemos acuerdos de libre comercio con todos los países de América del Sur.


En su libro dedica un capítulo a la crisis venezolana de 2002 y la ardua movida diplomática que hicieron entonces, siendo usted canciller. ¿Cómo ve la situación actual en ese país?


Soy optimista porque el inicio de diálogo siempre es un acuerdo promisorio. La situación cambió mucho. En 2003 no teníamos la Unasur, entonces utilizamos los mecanismos de la OEA para actuar. El hecho de que en el grupo de cancilleres que está mediando esté Colombia es otra muestra de que se evolucionó kilómetros y kilómetros desde 2002.


No podemos dejar de hablar del Mundial...


Sí, claro. Pero quién va ganar ya se sabe, así que eso no es necesario (risas). Por lo demás, estamos trabajando desde el ministerio para garantizar la tranquilidad de la Copa. No permitiremos que nadie la arruine.