El suelo pélvico es una parte importante pero a menudo subestimada de la anatomía humana de la mujer. Su debilitamiento puede tener consecuencias significativas para el bienestar físicoy emocional.
Los síntomas más comunes incluyen pérdidas de orina, incontinencia, dolores lumbares y debilidad abdominal. Sin embargo, mantener un suelo pélvico fuerte es posible.
Salud: ¿qué es el suelo pélvico?
Según el sitio web de Medline Plus, el suelo pélvico es un grupo de músculos y otros tejidos que forman una especie de cabestrillo o hamaca a través de la pelvis. En la mujer, mantiene el útero, la vejiga, los intestinos y otros órganos pélvicos en su lugar para que puedan funcionar adecuadamente.
Además de proporcionar soporte estructural, estos músculos desempeñan un papel clave en funciones como el control de la vejiga y el recto, así como en el disfrute sexual.
La importancia del entrenamiento del suelo pélvico
Según se desprende de un artículo del sitio web Glamour México, el entrenamiento del suelo pélvico, generalmente pasado por alto, es fundamental para mantener la salud y el bienestar en general.
Al activar estos músculos, se fortalecen y tonifican, lo que contribuye a prevenir o reducir los síntomas de diversos trastornos, como la incontinencia urinaria y el prolapso de órganos pélvicos.
Además, un suelo pélvico bien entrenado puede mejorar la postura, reducir el dolor lumbar y abdominal, y potenciar la experiencia sexual. Pero, ¿cómo hacerlo?
Fortalecé tu zona pélvica: ¿cómo realizar los ejercicios de Kegel?
Los ejercicios de Kegel son una forma efectiva de fortalecer los músculos del suelo pélvico. Estos ejercicios se pueden realizar en cualquier momento y lugar. La clave para realizarlos correctamente radica en la técnica adecuada.
Según señaló la especialista Sian Marshall al sitio Glamour México, la ejecución de los ejercicios de Kegel es bastante sencilla:
- Respirá profundamente: inhalá lentamente para relajarte y prepararte para el ejercicio.
- Visualizá la contracción: imaginá que estás apretando y levantando los músculos que rodean un tampón.
- Ejecutá la contracción: mientras exhalás, contraé los músculos del suelo pélvico como si estuvieras intentando detener el flujo de orina. Asegurate de apretar y levantar los músculos internos hacia arriba.
- Mantené la contracción: sostené la contracción durante unos segundos y luego relaja los músculos.
- Repetí: realizá este proceso de contracción y relajación de 10 a 15 veces, varias veces al día.