En esta noticia
La lengua de suegra (Sansevieria trifasciata) se ha consolidado como una de las plantas de interior favoritas de los argentinos. Su resistencia extrema, su capacidad para purificar el aire y su exigencia mínima de cuidados la convierten en la opción perfecta tanto para principiantes como para quienes no disponen de mucho tiempo.
En el universo de los trucos caseros de jardinería, uno viene ganando terreno en redes sociales y grupos de plantas: agregar una cucharadita de azúcar en la maceta de la sansevieria. Según sus defensores, este gesto puede actuar como un refuerzo natural para la planta y mejorar su vitalidad. Pero, ¿qué dice la evidencia científica al respecto?
¿Para qué sirve realmente agregar azúcar a la lengua de suegra?
La práctica de añadir azúcar al sustrato tiene fundamentos parcialmente válidos, aunque no es tan milagrosa como algunos videos de TikTok sugieren. Estos son los posibles beneficios que se le atribuyen:
Estimula la vida microbiana del sustrato
El azúcar funciona como una fuente de carbono que alimenta a microorganismos beneficiosos del suelo, como bacterias y hongos micorrícicos. Estos microbios ayudan a descomponer materia orgánica y liberar nutrientes que la planta absorbe con mayor facilidad.
Sin embargo, es crucial entender que el azúcar no es selectivo: también puede promover el crecimiento de microorganismos no deseados, incluyendo patógenos que compiten con las raíces por nutrientes y oxígeno. Este es el gran riesgo del truco.
Puede mejorar la estructura de la tierra (con matices)
Al activarse cierta microbiota, el sustrato puede volverse más aireado y suelto, algo clave para la lengua de suegra, que es extremadamente sensible al exceso de agua y necesita buena ventilación en las raíces.
No obstante, estudios agronómicos advierten que el exceso de azúcar puede generar el efecto contrario: la fermentación del azúcar produce subproductos que pueden compactar el suelo y reducir su oxigenación.
Aspecto visual mejorado (testimonios anecdóticos)
Quienes probaron este truco afirman que, tras aplicarlo, las hojas se ven más brillantes, rígidas y saludables, como si la planta recibiera un pequeño impulso extra. Sin embargo, no existe evidencia científica que respalde directamente esta mejora estética vinculada exclusivamente al azúcar.
Energía adicional en momentos de estrés (dudoso para sansevieria)
Algunas investigaciones sugieren que el agua azucarada puede ofrecer un impulso temporal a plantas debilitadas por trasplantes, podas o estrés ambiental. El azúcar proporciona carbohidratos simples que actúan como fuente de energía.
Pero aquí viene el problema: las plantas no tienen un sistema digestivo como los humanos. Producen su propia glucosa mediante fotosíntesis, y el azúcar que compramos (sacarosa) es un polisacárido más complejo que las plantas no pueden aprovechar directamente de forma eficiente.
¿Qué dice la ciencia sobre el azúcar en plantas?
La respuesta de expertos es contundente: el truco del azúcar es un arma de doble filo.
Investigaciones recopiladas por portales especializados como Enviroliteracy demostraron que semillas regadas con agua azucarada germinan peor que aquellas que reciben solo agua, y que el crecimiento de las plantas puede incluso verse frenado. Otros estudios señalan que el exceso de azúcar puede alterar las señales hormonales internas y retrasar etapas críticas como la floración.
Edgar Burgos, comerciante de plantas del Mercado Nacional de Plantas de Bogotá, advierte que “si se nota que una planta está enferma o estresada, lo más adecuado es identificar la causa subyacente y abordarla directamente, en lugar de recurrir a soluciones temporales que podrían complicar la situación a largo plazo”.
Además, el azúcar en el sustrato puede alimentar microorganismos no deseados como bacterias y hongos, que consumen oxígeno, compiten por nutrientes y favorecen la aparición de enfermedades. La descomposición del azúcar por microorganismos también puede alterar el pH del suelo, afectando la disponibilidad de nutrientes.
Cómo aplicar el truco del azúcar (si decidís probarlo)
Si, a pesar de las advertencias, querés experimentar con este método en tu lengua de suegra, seguí estas pautas para minimizar riesgos:
- Tomá solo una cucharadita de azúcar blanca o rubia (no más de 5 gramos).
- Espolvoreá sobre la superficie de la tierra, preferentemente hacia los bordes de la maceta, nunca directamente sobre la base de la planta.
- Regá con muy poca agua para que se disuelva lentamente. La lengua de suegra tolera la sequía pero no el encharcamiento.
- Repetí solo una vez al mes, como máximo. Más frecuencia aumenta exponencialmente los riesgos.