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El desierto de Egipto fue escenario de un hallazgo único en la región al encontrar lo que denominaron como "Ciudad Perdida de Oro". Se trata de un establecimiento de más de 3000 años que era capaz de tratar el metal precioso con un sofisticado sistema.

Ubicado en el suroeste de Marsa Alam, el nuevo enclave descubierto en el yacimiento de Jabal Sukari fue una de las explotaciones auríferas más importantes en la Antigüedad.

¿Cómo es la "Ciudad Perdida de Oro" descubierta en Egipto?

El hallazgo es parte del proyecto "Reviviendo la Antigua Ciudad de Oro" del Ministerio de Turismo y Antigüedades de Egipto. En este lugar, encontraron conocimientos especializados de minería y metalurgia de los egipcios.

Incluso, había zonas que se especializaban en la trituración y molienda del cuarzo, junto con hornos de arcilla que servían para fundir el oro y sistemas de sedimentación y filtrado.

Todo este nivel de estructura dio a entender que no se trataba solo de una actividad primitiva, sino que era una industria sumamente desarrollada para aquella época.

¿Qué encontraron en la Ciudad Perdida del Oro?

Junto al complejo minero que explotaba oro, también había zonas residenciales en donde vivían los mismos mineros y sus familiares. Además, había talleres, baños públicos y edificios administrativos, lo cual señala que fue comunidad autosuficiente.

También hallaron monedas de bronce de la dinastía ptolomeica y fragmentos de cerámica y objetos decorativos elaborados con piedras semipreciosas y conchas marinas.

Asimismo, dieron con más de 600 fragmentos de cerámica y piedra con inscripciones en jeroglífico, griego y demótico. Todos estos objetos fueron evidencia de que la comunidad se relacionó con otras regiones del Mediterráneo y el Cercano Oriente.

El significado del oro en Egipto

El oro en el antiguo Egipto era usado por diferentes faraones como adorno y herramienta para reforzar su autoridad divina y como significado de conexión con los dioses.

Incluso, este metal era tenido en cuenta como la "carne de los dioses", dado que adornaba muchos aspectos de la vida de la realeza, desde la arquitectura hasta las coronas que usaban.

Un ejemplo más notorio era el Trono Dorado de Tutankamón, una obra maestra que tenía incrustaciones de oro, vidrio coloreado y piedras semipreciosas. Además, los palacios y templos también tenían tesoros de oro, tal como estatuas o vasos ceremoniales.

No solo tenía una importancia divina, sino que la economía de la región dependía mucho del oro por ser símbolo de riqueza y de diplomacia internacional. Asimismo, sirvió para financiar proyectos de construcción, tal como las pirámides.