La hipótesis de un conflicto nuclear global suele aparecer cada vez que se intensifican las tensiones geopolíticas. En los últimos meses, diferentes simulaciones y consultas realizadas a inteligencias artificiales pusieron en agenda una pregunta clave: ¿qué país sería el más seguro ante una guerra nuclear?
La respuesta que más consenso obtuvo es Australia, considerada por expertos y por la propia IA como el lugar con mayor capacidad de resistencia frente a un escenario extremo de guerra atómica.
¿Por qué Australia podría ser un refugio mundial?
Australia se encuentra en el hemisferio sur, muy lejos de las zonas donde se concentran las principales potencias nucleares y los conflictos de la actualidad.
Además de la distancia estratégica, existen otros elementos que fortalecen su posición:
- Menor exposición a ataques directos, al no estar en las rutas balísticas intercontinentales.
- Capacidad agrícola sostenida, que permitiría mantener la producción de alimentos aun bajo condiciones adversas.
- Infraestructura estable, con bajos niveles de inestabilidad política y territorial.
¿Qué pasaría con el resto del mundo, según la IA?
Distintos modelos de IA, como ChatGPT, señalaron que naciones en conflicto activo o con fronteras disputadas tendrían serias dificultades de supervivencia en un escenario bélico global.
Los especialistas advierten que una confrontación de gran magnitud no solo tendría efectos inmediatos, sino también consecuencias a largo plazo. El llamado invierno nuclear generaría una caída abrupta de las temperaturas y un colapso de los sistemas de producción de alimentos.
Un estudio publicado en la revista Nature Food estima que más de 5.000 millones de personas podrían morir de hambre debido a la interrupción de las cadenas de suministro y la devastación de tierras cultivables.
En este panorama, Australia y, en segundo lugar, Nueva Zelanda, se destacan como los dos países con mayor margen para sostener la vida humana en caso de una guerra nuclear.
Es importante remarcar que los resultados de la IA no son pronósticos exactos, sino simulaciones que permiten identificar vulnerabilidades y fortalezas en distintos escenarios.