

Cal Hunter había ido a una subasta de propiedades en busca de un departamento que había visto con su novia, Claire Segeren. Tenía pensado gastar hasta u$s 40.000, y pensaba que eso ya iba a estar muy ajustado. Sin embargo, para su sorpresa, Cal logró adquirir un inmueble por tan sólo u$s 10.000, el problema fue lo que compró.

Cuando escuchó la oferta de u$s 10.000 por una casa, su primer instinto fue levantar la mano, pensando que muchos iban a hacer lo mismo, pero Cal se encontró con una sala silenciosa y sin ganas de pelear por el inmueble.
Silenciosa hasta que quien estaba sentado a su lado le dijo "¿Pero vos viste lo que acabás de comprar?". Automáticamente, Cal quedó inmerso en la preocupación, pero cuando el martillo sonó y la venta cerró, ya no había vuelta atrás. Unos cambios de último momento en los números que identificaban los inmuebles hizo que todo saliera mal. Sin entender mucho que había pasado, Cal miró el folleto que detallaba todas las subastas y comprendió: había comprado una mansión abandonada en el medio de Escocia.

En diálogo con The Guardian, Cal dijo: "El número que yo tenía en el papel y el que mostraban en la pantalla definitivamente no coincidían" y agregó que todo se volvió más confuso porque no entendía el acento del subastador, "me costó seguirlo", confesó. La suma de estos factores produjo el fatal error de miles de dólares.
El departamento que él había ido a buscar, por el que pretendía pagar u$s 40.000, al final fue vendido en u$s 87.000, Cal no hubiese podido pagarlo y, por lo menos, de esta manera había conseguido una propiedad barata. Pero el problema era: dónde queda la propiedad y en qué estado está. Con poca batería en el teléfono, le mandó un mensaje a Claire pidiéndole que investigara sobre Jameswood Villa, la mansión que compró.
La propiedad quedaba en Dunoon, cerca de Glasgow, donde Cal y Claire habían decidido mudarse. La situación de repente no fue tan terrible, iban a estar cerca de donde tenian imaginado vivir. La ubicación dejó de ser un problema, ahora el problema era el estado de la casa: era una mansión de 120 años, completamente en ruinas, con un cartel que leía "peligro, manténgase alejado".
Cal dijo: "Había muebles con moho, inscripciones con aerosol en las paredes; y los techos, abandonados por más de 20 años, se estaban cayendo. El agua y la electricidad habían sido desconectados, e incluso una silla se había caído a través de las tablas del suelo", claramente estaba en un estado deplorable.
Como si eso fuera poco, en la subasta Cal había comprado sólo la mitad de la mansión, lo cual significó que la pareja estuvo seis meses más intentando adquirir la otra mitad para poder decidir qué hacer con ella. No tenían dinero para comprar otra propiedad, y sabían que Jameswood no iba a poder ser vendida: decidieron ver el lado positivo y comenzar con las renovaciones.
Usaron los pocos ahorros que les quedaban para comprar una casa rodante en donde pasar los días mientras renovaba la mansión. Ahora, dos años y mucho trabajo más tarde, lograron renovar completamente la mansión y transformarla en un hogar.
"Es un trabajo duro, pero ambos hemos aprendido mucho; asumir tantas cosas nos ha ayudado a crecer como personas. Hemos aprendido de todo, desde albañilería hasta software de diseño asistido por computadora, plomería y electricidad", explicó Cal. En su instagram, @whathavewedunoon, puede verse el día a día de todas las renovaciones.
"Los vecinos nos han recibido con los brazos abiertos, pasándose por allí con sopa y prestándonos herramientas. Es un lugar especial; si accidentalmente vas a comprar una casa, no podrías hacerlo en un lugar mejor".













