El kéfir, una bebida fermentada que nació en las montañas del Cáucaso, se convirtió en objeto de interés para la ciencia moderna. Investigaciones publicadas en bases como PubMed y BMC Medicine lo describen como una matriz simbiótica que reúne entre 30 y 60 microorganismos.

Aunque los estudios en humanos son limitados, los primeros resultados apuntan a efectos positivos en la digestión, la inmunidad y el equilibrio intestinal.

¿Qué es el kéfir y cómo se produce?

El kéfir se obtiene a partir de gránulos blancos que concentran bacterias lácticas y levaduras. Durante la fermentación, estos gránulos transforman azúcares en ácido láctico, dióxido de carbono y compuestos bioactivos, creando una bebida rica en probióticos.

Su origen se remonta a prácticas tradicionales del Cáucaso, donde se fermentaba leche en recipientes de piel de cabra, dando lugar a una bebida ácida y espumosa.

Tipos de kéfir

  • Kéfir de leche: similar al yogur, aporta proteínas, calcio, fósforo y vitaminas B y K2.
  • Kéfir de agua: se elabora con frutas y azúcar, tiene menos calorías y proteínas, pero conserva los probióticos.

Beneficios que estudia la ciencia

Aunque la mayoría de los trabajos son in vitro o en animales, los expertos señalan que el consumo regular de kéfir puede:

  • Mejorar la digestión y aliviar síntomas como constipación o colon irritable.
  • Favorecer la tolerancia a la lactosa.
  • Reducir colesterol y regular glucemia.
  • Disminuir la presión arterial y la inflamación.
  • Aportar efectos antioxidantes y antialérgicos.
  • Potenciar la diversidad microbiana, clave para la salud intestinal.

El kéfir contiene bacterias como Lactobacillus kefiranofaciens y levaduras como Saccharomyces cerevisiae, que producen enzimas y ácidos orgánicos. Estos compuestos ayudan a desplazar bacterias dañinas y mejorar la absorción de nutrientes como calcio y magnesio.

Cómo prepararlo en casa

Para hacer kéfir se colocan los gránulos en leche (animal o vegetal) o en agua con azúcar. Se deja fermentar entre 24 y 48 horas a temperatura ambiente, se cuela y se guarda en la heladera. Recomendaciones:

  • Usar frascos de vidrio o plástico limpios.
  • Evitar utensilios metálicos.
  • Consumir en un plazo de 7 a 10 días.

La cantidad sugerida es 100 a 200 ml diarios. Los especialistas destacan que la constancia y la calidad del fermento son claves para obtener beneficios.

¿Por qué es tendencia?

El interés por el kéfir crece en todo el mundo por su perfil probiótico y su potencial para mejorar la salud intestinal. En redes sociales y blogs de nutrición se multiplican recetas y consejos para incorporarlo a la dieta diaria.