Durante años, los astrónomos pensaron que conocían la velocidad del sistema solar en su recorrido por el universo. Sin embargo, un análisis reciente sugiere que podríamos avanzar mucho más rápido de lo calculado: hasta tres veces por encima de lo previsto.

Este hallazgo no es un simple ajuste técnico, sino una señal que podría cuestionar uno de los pilares de la cosmología moderna.

Radiogalaxias, la clave del descubrimiento

El estudio, realizado por investigadores de la Universidad de Bielefeld en Alemania, se basó en millones de radiogalaxias detectadas por los mapas más completos en radiofrecuencia: LoTSS-DR2, RACS-low y NVSS.

Estas observaciones permiten ver estructuras gigantes a distancias extremas, incluso cuando están ocultas por polvo o gas. Las ondas de radio atraviesan esos obstáculos y ofrecen una imagen más precisa del cielo profundo.

Los científicos midieron el llamado dipolo cósmico, un patrón que indica hacia dónde se concentra la mayor cantidad de galaxias en relación con nuestro movimiento.

Según el modelo estándar, este efecto se explica por la velocidad del sistema solar. Pero los datos no coinciden: el dipolo observado es hasta 3,7 veces mayor de lo esperado, con una significancia estadística de 5,4 sigma, suficiente para descartar que sea un error.

Hallazgo del siglo: la NASA encontró una “fábrica” de lunas y planetas en nuestro sistema solar. Foto: Shutterstock

¿Qué significa esta anomalía?

Si la velocidad real es tan alta, habría que revisar conceptos básicos como la isotropía del universo, que sostiene que no existen direcciones privilegiadas a gran escala.

Otra hipótesis es que la distribución de radiogalaxias no sea tan uniforme como se pensaba. En ambos casos, el impacto sería enorme: afectaría la interpretación del fondo cósmico de microondas y la forma en que entendemos la expansión del universo.

Confirmación y próximos pasos

Lo más llamativo es que la señal aparece en tres catálogos independientes y coincide con indicios previos en observaciones de cuásares e infrarrojo.

Aun así, los expertos piden cautela. Factores como la calibración del brillo o la cobertura desigual del cielo pueden influir en los resultados.

Para despejar dudas, se esperan nuevos datos de proyectos como LoTSS-DR3, el sondeo EMU y el futuro Square Kilometre Array (SKA), el radiotelescopio más grande del mundo.

Si la discrepancia se confirma, estaríamos ante una revisión profunda de nuestra visión del cosmos. No sería la primera vez que una anomalía abre la puerta a descubrimientos revolucionarios: así ocurrió con la expansión del universo y la energía oscura.