En el Barcelona-Real Madrid hubo otro partido que no se vio en la tele, pero existió, y al que podemos llamar cantera versus cartera. El Barsa tuvo en su plantel siete jugadores del semillero: seis españoles (Valdés, Xavi, Piqué, Puyol, Iniesta, Busquets) más Messi. El Madrid contó con Iker Casillas y Raúl.
Cartera rima con billetera, y se explica con los 94 millones de Cristiano Ronaldo, los 65 de Kaká , 35 de Benzemá y los 30 de Xabi Alonso, que no le alcanzaron al equipo blanco para rescatar al menos un punto de Cataluña.
Hubo otro partido que estuvo en las gradas, con 22.000 carteles que mostraban los años de vida (110) del equipo catalán. Y otro partido en las apuestas, donde Betfair, Bet365, Paf, Sportium y Stanjames empapelaron las páginas de los diarios deportivos Marca, As, Mundo Deportivo y Sport. Entre las 400 ofertas que tenía Bwin, se podía apostar porque Ibrahimovic abriría el marcador. Pagaban 5 euros por cada uno apostado. Feliz el que ganó.
Hubo otro partido, en el que Rodríguez Zapatero declaró que el Barcelona ganaría 2-0, mientras que Mariano Rajoy se jugó por un 2-2. Estuve en Barcelona, y como me pareció una exageración pagar 1.500 euros por un ticket en la reventa, me conformé con comprar en la calle una bufanda del Alcorcón en 10 euros. La fama del pequeño equipo que eliminó al Madrid de la Copa del Rey es tal, que El País le dedicó este domingo la portada y una producción de seis páginas con sus jugadores vestidos de gala. Otro partido.